03 marzo 2001

El Malpaís de Güímar, un entorno ecológico de interés para las aves.

Sociedad Española de Ornitologia (SEO/Bird Life) Delegación Territorial de Canarias

Publicado en La Prensa (El Día), sábado 24 de febrero de 2001. Reproducido con autorización de SEO/BirdLife Fotografías cedidas por SEO y Rubén Barone.

La Delegación Territorial de SEO/BirdLife considera que el Área de Sensibilidad Ecológica al norte de la Reserva Especial debe ser respetada en su integridad.


No cabe duda de que el Malpaís de Güímar es una de las áreas costeras de mayor interés biológico y ecológico de Tenerife y de todo el Archipiélago. Ello se debe a la existencia de un terreno volcánico reciente ganado en parte al mar, en el que se desarrollan excelentes muestras de cardonales y tabaitales dulces, tipos de vegetación del piso basal de las Islas que van desapareciendo como consecuencia del desarrollo turístico, obras de infraestructura, etc.

En este sentido, se justifica plenamente el hecho de que una parte significativa del conjunto del Malpaís haya sido protegida al amparo de la Ley de Espacios Protegidos de Canarias dictada en diciembre de 1994, bajo la figura de Reserva Natural Especial, pero ¿qué ocurre con la banda de arenas basálticas situada justo al norte del límite de la Reserva, y que se extiende prácticamente hasta el Camino del Socorro? Pues que no goza del mismo rango de protección que el resto del Malpaís, ya que tan sólo ha sido declarada Área de Sensibilidad Ecológica. Esta mera declaración formal no protege en la misma medida a la citada porción septentrional del Malpaís que el territorio englobado en la Reserva, dejándolo en una situación de práctica indefensión frente a las agresiones externas.

Pues bien, las pretensiones del Ayuntamiento de Güímar de ocupar un sector de ese Área de Sensibilidad Ecológica mediante un proyecto urbanístico que ampliaría el actual Polígono Industrial de Güímar, chocan frontalmente con la protección integral de este entorno ecológico, que funciona como unidad, ya que la franja de arenas basálticas (procedentes de la Playa de la Entrada o de El Socorro y que atraviesan de forma transversal el Malpaís, dirigiéndose hacia las Morras del Corcho y la vertiente sur-suroeste del volcán de Montaña Grande) constituye un sistema ecológico diferenciado y de gran interés biológico, ya que es único en la Isla. En efecto, tanto su peculiar flora y vegetación como su fauna invertebrada nos indican que nos encontramos en un ambiente netamente distinto del «malpaís».

Bisbita Caminero (Anthus berthelotii berthelotii). Foto: Carlos Hernández.


Dentro de los valores naturales que encierra el Malpaís de Güímar no puede olvidarse a la avifauna (tanto nidificante como migratoria), ya que ésta tiende a buscar refugio en un territorio aún poco transformado y de cierta amplitud, en el que existen diversos ambientes, desde los bajíos costeros hasta los arenales interiores, pasando por los pequenos acantilados costeros (Montaña de la Mar), los tabaibales dulces, los cardonales y los antiguos cultivos ocupados por gramíneas y plantas anuales. En ellos se encuentran un sinfin de especies de aves, pudiendo destacar entre las nidificantes a la Parcela Cenicienta, que nidifica en cavidades y grietas de las lavas, el Cernícalo Vulgar, la Tórtola Común, la Lechuza Común y el Búho Chico (ambas conocidas por «corujas»), el Vencejo Unicolor o «andoriña», la Abubilla o «abobito», el Bisbita Caminero o «chilin», la Curruca Tomillera o «tarraz» el Mosquitero o «chivito», el Canario y el Camachuelo Trompetero o «pájaro moro», este último ya muy raro en Tenerife y de presencia bastante irregular en el Malpaís de Güímar. Junto a estas especies aparecen algunas que no crían en la zona pero que la visitan con cierta frecuencia desde sus áreas de nidificación próximas, tales como el Gavilán o «falcón», el Halcón de Berbería o Tagarote y la Gaviota Patiamarilla.

Pardela Cenicienta (Calonectris diomedea borealis). Foto: R. Barone

Mención aparte merecen las especies migratorias que invernan o están de paso en el Malpaís, caso de la Garceta Común, la Garza Real, el Chorlitejo Grande, el Vuelvepiedras, el Zarapito Trinador, el Chorlito Gris, el Andarrios Chico, el Ostrero, el Charrán Patinegro, la Golondrina Común, el Avión Común y el Papamoscas Cerrojillo, entre otros, que contribuyen a «dar vida» al aparentemente desolado paisaje del Malpaís, y en especial a su zona costera, donde se congregan las limícolas (zarapitos, chorlitos, andarríos, etc.) y las ardeidas (garzas y afines). De esta forma, el Malpaís de Güímar se convierte en un auténtico santuario donde poder observar este tipo de aves, que nos visitan desde lugares remotos como la tundra ártica.

Tórtola Común (Streptopelia turtur). Foto: Juan Antonio Lorenzo. SEO/BirdLife.

En suma, teniendo en cuenta los notables valores paisajísticos, geológicos, botánicos y faunísticos que encierra el Malpaís de Güímar, consideramos que el proyecto urbanístico que pretende invadir la porción más septentrional de dicho espacio debe ser ubicado en otro sector de menores valores naturales, garantizando de esta forma el correcto funcionamiento ecológico del Malpaís, y en especial de su banda de arenas, que funciona como un sistema dinámico. Así se protegerían tanto la vegetación como la fauna, tan interesante y única por lo que se refiere a los invertebrados, y en la que las aves tienen un papel muy destacado en el conjunto del ecosistema.

Sociedad Española de Ornitologia {SEO/Bird Life) Delegación Territorial de Canarias

Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus canariensis). Foto: Aurelio Martín. SEO/BirdLife.

1 comentario:

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