24 noviembre 2000

Alternativas de uso del A.S.E.


Compatibilidad de actividades en el A.S.E. Exterior a la Reserva Natural especial del Malpaís de Güímar.

Asociación Cultural Sureste de Tenerife, 2000.


En este texto pretendemos discutir el impacto y las ventajas e inconvenientes potenciales que tendrían distintas formas de utilización del espacio que pretenden urbanizar. Se trata de un ejercicio que estamos desarrollando en el seno de la Asociación Cultural del Sureste de Tenerife, y que tiene carácter abierto: se pueden proponer y evaluar nuevos usos alternativos, así como criticar y enriquecer el análisis de los que hemos apuntado hasta el momento.

Este ejercicio quiere servir de método para organizar una reflexión constructiva y fundamentar racionalmente cualquier crítica o propuesta. Nos parece que ése es el camino válido en una sociedad que se dice democrática. Al mismo tiempo se quiere contraponer a la idea, perversa y extendida en algunos ámbitos institucionales, de que “dentro de los espacios naturales no se puede hacer nada; pero fuera vale cualquier cosa". Como ya apuntamos en otro texto, a nosotros nos parece que dentro de los espacios protegidos se pueden permitir (y en algunos casos, alentar) ciertos usos tradicionales, u otros nuevos, siempre que sean compatibles con los fines de conservación de la naturaleza; y fuera de ellos, es de sentido común ordenar los usos no sólo en función de la demanda que tenga determinado sector social, sino teniendo también muy en cuenta la vocación o aptitud de cada ámbito, respetando en muchos casos factores estratégicos como la fertilidad natural de los terrenos, su calidad paisajística o sus valores patrimoniales.


Fábricas o almacenes




VENTAJAS POTENCIALES
  • Sólo para el Ayuntamiento de Güímar: Recaudación fiscal

INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Irreversibilidad de la ocupación del espacio
  • Fortísimo impacto paisajístico incompatible con los valores naturales y culturales del lugar
  • Impacto ecológico fuerte sobre la Reserva Natural especial debido al efecto “tapón” y a la potencial contaminación


Edificios de oficinas




VENTAJAS POTENCIALES
  • Sólo para el Ayuntamiento de Güímar: Recaudación fiscal
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Irreversibilidad de la ocupación del espacio
  • Impacto paisajístico notable, aunque menor que el anterior (el impacto paisajístico sería “leve” en el caso de que se enterraran las edificaciones y no levantaran más de un nivel del suelo
  • Impacto ecológico fuerte sobre la Reserva Natural especial debido al efecto “tapón


Actividades agropecuarias




VENTAJAS POTENCIALES
  • Recuperación de una actividad tradicional ya desarrollada en la zona
  • Potencial rentabilidad de cultivos intensivos termófilos (plátanos, tomates) o viveros de flores y plantas ornamentales
  • Potencial inserción de jóvenes agricultores a través de un “nido de empresas agrícolas”
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Impacto paisajístico negativo de los invernaderos (necesarios para una agricultura rentable en la zona)
  • Impacto ecológico negativo de los venenos fitosanitarios, fertilizantes sintéticos, etc al dispersarse en el ambiente (subsanable si se trata de Agricultura Ecológica)


Centro de investigaciones de agricultura ecológica


VENTAJAS POTENCIALES
  • Recuperación de una actividad tradicional ya desarrollada en la zona
  • Compatibilidad con otras actividades como: usos recreativos, atracción de aves, etc.
  • Recuperación de patrimonio agrícola, como las redes hidráulicas tradicionales, bancales, etc
  • Interés por su relación con economías sostenibles.
  • Interés económico en sí mismo.
  • Reversibilidad de este uso
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Posibles afecciones a los ecosistemas


Parque eólico




VENTAJAS POTENCIALES
  • Potenciación de las energías limpias en un ámbito idóneo (fuertes vientos)
  • Efecto demostrativo positivo, al ser la primera iniciativa en el Valle de Güímar
  • Asunción de responsabilidades éticas (algunas ya comprometidas por el estado español en el Acuerdo de Kyoto)
  • Compatibilidad de los aerogeneradores con potenciales actividades agropecuarias
  • Compatibilidad con la circulación de arenas (a verificar)
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Impacto paisajístico de los aerogeneradores (discutible, en cualquier caso)
  • Potencial afección a aves (a verificar) (Ver a continuación la opinión de SEO/BirdLife)

Aerogeneradores y el punto de vista de SEO/BirdLife


Uno de los usos que se proponen en el Área de Sensibilidad Ecológica es la instalación de aerogeneradores.
Sin embargo, queremos incluir aquí el punto de vista de la Sociedad Española de Ornitología.
Según podemos leer en un texto de octubre del 2000 de su página web (www.seo.org):

“incluso las energías alternativas tienen efectos ambientales negativos. En el caso de la eólica, la diversidad biológica y los paisajes naturales y culturales pueden ser los elementos más afectados”

“los aerogeneradores y sus tendidos eléctricos asociados son causa directa de mortalidad de aves planeadoras, y la adecuada ubicación de los parques y de los propios molinos es fundamental para hacer mínima esta afección. La adecuada selección del emplazamiento también es decisiva para minimizar la pérdida y alteración de hábitats, vinculada a la apertura de accesos y a la ocupación de terreno.”



Actividades deportivas y recreativas “blandas”


Paseos a pie, paseos ecuestres, excursionismo naturalista, marcha atlética, cicloturismo (por las pistas), baño, pesca con caña, etc

VENTAJAS POTENCIALES
  • Difusión de los valores naturales y culturales del espacio, a través de la experiencia directa de su conocimiento y disfrute
  • Si hay capacidad de realizar los de forma organizada, posibilidad de generar algunos empleos.
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Potencial impacto ecológico moderado, si no se lleva a cabo una regulación y zonificación adecuada a estos usos
  • Potencial impacto ecológico moderado, si se llega a masificar la práctica de estas actividades.


Observación de aves




Construcción de puntos de observación (hides).
Recuperación de charcas con una lámina de agua permanente para atraer a las aves migratorias, comunes en el Valle.
Cultivo de algunas variedades de cereales en la zona para alimento de ciertas especies de aves locales .

VENTAJAS POTENCIALES
  • Difusión de los valores naturales del espacio, especialmente los referentes a fauna.
  • Turismo alternativo especializado en la observación de aves.
  • Recuperación y conservación de elementos del patrimonio etnográfico de la zona: charcas, tanquillas, canales, etc
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Potencial impacto de los puntos de observación (hides).
  • Potencial impacto de la afluencia de turismo, en todo caso muy moderado al tratarse de personas muy concienciadas con el respeto al medio.

En muchas charcas y depósitos de agua abiertos por todo el Valle de Güímar encuentran refugio numerosas aves migratorias. Restaurar charcas, tanquillas, y parte de la red hidráulica al aire libre tradicional de la zona puede permitir mantener de manera permanente una lámina de agua en ciertas charcas que puede servir para uso de las especies locales y como punto de atracción de migratorias. Junto a esto pueden cultivarse al aire libre algunas pequeñas zonas de cereales que sirvan de sustento a especies de aves locales.
Esta actividad parece compatible en gran parte con la consistente en usar parte de esta zona como centro de investigaciones sobre agricultura ecológica.

Esto se complementaría con la construcción de puntos de observación más o menos camuflados, conocidos como “hides”.

El turismo relacionado con la observación de aves es una actividad muy extendida en todo el mundo, con una amplia red de agencias especializadas, guías, viajes y rutas organizados.

> Birdwatching




Centro de Interpretación o de Visitantes


¿Cuáles son los objetivos de un Centro de Visitantes?
  • Fomentar el conocimiento del patrimonio natural y cultural del Parque
  • Potenciar el uso público sostenible: de ocio, recreativo y deportivo
  • Impulsar la sensibilización y educación ambiental, a través de los Programas Educativos
  • Dinamizar y potenciar el desarrollo económico y social de la población local

Ejemplos de Centros de Visitantes y similares en Canarias

Centro de Visitantes de La Caldera de Taburiente, La Palma

El centro de Visitantes del Parque Nacional del Garajonay

Albergue de Bolico


VENTAJAS POTENCIALES
  • Difusión de los valores naturales de la zona
  • Educación ambiental de escolares tanto del Valle como de toda Canarias
  • Inserción en una política de desarrollo local relacionada también con la potenciación del turismo rural en la zona
  • Contribución al desarrollo de nuevos modelos turísticos en Canarias
  • Puestos de trabajo para personal local
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Posible impacto paisajístico negativo de las edificaciones, aunque el inconveniente es muy remoto y puede convertirse en una ventaja en caso de una construcción singular y adaptada al entorno


Centro de recuperación y vivero de flora autóctona


Recuperación de flora afectada por obras, movimientos de tierras, etc. Vivero de producción de flora autóctona para restauración de ecosistemas. ajardinamientos. etc.

VENTAJAS POTENCIALES
  • Difusión de los valores naturales de la zona.
  • Empleo de personal dedicado al trabajo en los viveros.
  • Utilidad de la producción de plantas autóctonas en restauraciones paisajísticas futuras en otras zonas de la isla.
  • Recuperación de infraestructuras agrícolas.
  • Reversibilidad de uso y compatibilidad con otros.
INCONVENIENTES POTENCIALES
  • Posible impacto paisajístico negativo de las instalaciones, muy reducido o inexistente en todo caso, pudiendo aprovecharse en parte antiguas instalaciones agrícolas de la zona.



Malpaís de Güímar y su entorno: el último intento de mutilar nuestro paisaje y nuestra tradición.


Un texto de la Asociación Cultural Sureste, noviembre 2000.

Este texto sirvió de base a otro más amplio, La crisis del Malpaís: 10 preguntas para la reflexión.



  • Introducción
  • Los valores naturales y culturales de este sector
  • Razones para consolidar la protección del entorno del Malpaís de Güímar
  • ¿Trueque de espacios naturales por compensaciones urbanísticas?
  • ¿Falta suelo industrial en Tenerife?
  • ¿Un paso atrás en el consenso social y la profundización democrática?
  • ¿Se pueden resolver los problemas ambientales impuestos a Güímar sólo desde Güímar?
  • Reflexiones finales


Introducción

La historia reciente del Malpaís de Güímar es bastante conocida; resulta incluso paradigmática de lo que ha supuesto la evolución del conservacionismo en Tenerife. Hasta la década de los años sesenta, la mayor parte del espacio comprendido entre el Camino de El Socorro y El Puertito de Güímar constituía para muchas personas un páramo desconocido. La baja rentabilidad del sector costero del Valle de Güímar, apreciada desde una óptica eminentemente agraria, llevó a que se concibiera la implantación de un gran Polígono Industrial. Éste comenzaría en el Barranco de Samarines, en el municipio de Candelaria, para culminar en las estribaciones de El Puertito, en Güímar, después de cruzar toda la costa del municipio de Arafo.


Afortunadamente, desde principios de los años ochenta se alzaron voces, surgidas sobre todo desde distintos departamentos y facultades de la Universidad de La Laguna, a favor de la preservación de la vertiente sur de este espacio. Tales planteamientos se fundamentaban en su potente riqueza botánica y zoológica, así como por el gran interés de los fenómenos geológicos que conforman la Montaña Grande y sus coladas. Otro argumento de peso era que el Malpaís limita al norte con el Camino de El Socorro, por donde transcurre cada año la romería del mismo nombre. También se sitúa en la vecindad del Malpaís el caserío de El Socorro (la zona de Chimisay para los guanches), donde tuvo lugar el encuentro por los antepasados prehispánicos de la imagen de la Virgen de Candelaria.


En una primera etapa, que cristalizó en la Ley de Espacios Naturales de 1987, se protegió tímidamente el sector volcánico más reciente de este espacio costero. Algún tiempo después acabó por tomarse en cuenta el interés de una franja anexa de suelos arenosos de origen marino, en los que habitan comunidades vegetales de tipo estepario muy singulares. Desde entonces se viene proponiendo como límite de la protección la línea que dibuja el propio Camino de El Socorro, cuyo serpenteante trazado evitaba precisamente las lavas del Malpaís. Un hito importante en todo este proceso fue la manifestación del pueblo de Güímar en defensa del citado Camino que tuvo lugar el 20 de octubre de 1990; poco después, el Ayuntamiento se hizo eco de esta voluntad popular, aprobando por unanimidad en el pleno del día 4 de diciembre de 1992 la solicitud de “mantener el camino de El Socorro en su estado y trazado actual, convirtiéndose en límite entre el Malpaís y el Polígono Industrial”. La Ley de Espacios Naturales de Canarias de 1994 recogió, al menos en parte, el sentir tanto de los círculos científicos como de la sociedad güimarera. Así, si bien dicha Ley renunció a modificar los límites de los espacios naturales protegidos para evitar polémicas en el conjunto de Canarias, en el caso que nos ocupa la amplia zona que incluye los citados arenales quedó recogida con la calificación de ‘Área de Sensibilidad Ecológica’.


Sin embargo, pocos años después de aquellas fechas, y desde distintos ámbitos, se ha apelado a la indefinición jurídica de las Áreas de Sensibilidad Ecológica para proponer transformaciones que pueden resultar irreversibles para esta zona.


El pasado mes de octubre, el pleno del Ayuntamiento de Güímar aprobó por unanimidad una propuesta, previamente consensuada con la Asociación Mixta de Compensación del Polígono Industrial Valle de Güímar. En la misma se contradice el mencionado pleno de 1992, proponiendo ahora la urbanización con fines industriales de una gran parte del Area de Sensibilidad Ecológica anexa a la Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar, traspasando por consiguiente los límites del Camino de El Socorro.


Los valores naturales y culturales de este sector

Se ha esgrimido en ocasiones el argumento de que esta zona carece de interés al haber sido roturada para el cultivo de tomate en las décadas de los cincuenta y sesenta. Sin embargo, esta circunstancia histórica proporciona precisamente uno de sus más interesantes valores. Queremos decir que en esta área, en la que abundan enclaves de flora y fauna autóctona tan interesantes como las que viven en la zona de lavas o la de arenas (y que seguramente guardan aún muchas especies desconocidas), confluyen modulando el paisaje distintos testimonios de explotación agraria; éstos incluyen desde una paleoagricultura, seguramente ligada al pastoreo nómada de los primeros siglos de nuestra historia, con pequeños nateros, majanos, corrales, eras, etcétera (en donde de manera rudimentaria los cabreros debieron cultivar en años buenos variedades primitivas de cereal); hasta los sistemas agrícolas más recientes ligados al tomate, en donde observamos charcas, tanquillas, caminos empedrados, atarjeas, cortavientos vegetales y de mampostería y paredes de piedra.

A estos valores históricos se añade, en los treinta últimos años que la zona ha permanecido sin cultivar, el proceso de recuperación de la flora original. Esta regeneración natural no sólo ha comenzado, sino que en algunos ámbitos se halla en un grado importante de madurez, siendo por tanto un campo formidable para estudiar cómo se verifica la recolonización y sucesión ecológica de especies.

Por último, no es aventurado suponer que una zona ocupada ininterrumpidamente por pastores desde la época prehispánica, debe esconder aún en el interior de sus cuevas y tubos volcánicos interesantes vestigios de nuestro pasado.


Razones para consolidar la protección del entorno del Malpaís de Güímar

Resulta difícil imaginar cómo se puede proteger eficazmente un bien de la importancia y naturaleza del que nos ocupa, proponiendo la ocupación total del suelo hasta el propio borde del Espacio Natural.

Para el mantenimiento del Malpaís de Güímar en condiciones tolerables es necesario un distanciamiento físico de actividades tan impactantes y con tantas repercusiones como la industrial. A esta necesidad respondió la definición del Área de Sensibilidad Ecológica en la Ley de Espacios Naturales, algo que ahora parece obviarse.

Por otra parte, se deben preservar los valores que representa el Camino de El Socorro, escenario anual de una de las fiestas más singulares de Canarias, que ha llevado a su incoación como Bien de Interés Cultural.

Tales valores no parecen quedar garantizados si se urbaniza, no sólo su cara norte como ha ocurrido hasta ahora, sino incluso al sur del Camino, quedando por su posición central en ese hipotético polígono industrial totalmente alterada su significación paisajística y cultural.Por eso, resulta imprescindible establecer un entorno de protección de la Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar. Esto quiere decir un cinturón sin urbanizar alrededor de la Montaña Grande y sus coladas. Y es que de poco sirve un sistema de espacios naturales ‘protegidos’ si cada uno de ellos está rodeado por todas partes de infraestructuras y edificaciones (que los “ahogan” en sentido físico y ecológico), como de hecho está ya ocurriendo en la mayor parte de los que se encuentran en la costa de Tenerife.

Por desgracia, hay quien sigue interpretando las rayas que limitan los espacios naturales protegidos como un: “dentro, no se puede hacer nada; fuera, se puede hacer todo”. Muy al contrario, deberíamos avanzar hacia una política integral de protección del territorio en su conjunto, esté declarado como espacio natural protegido o no, tal como propugna la Unión Europea.

Eso no significa prohibir cualquier cosa dentro de los espacios protegidos, sino permitir (y en algunos casos, alentar) ciertos usos tradicionales, u otros nuevos, siempre que sean compatibles con los fines de conservación de la naturaleza; y fuera de ellos, ordenar los usos en función, entre otros parámetros, de la vocación o aptitud de cada ámbito, respetando en muchos casos factores estratégicos como la fertilidad natural de los terrenos, su calidad paisajística o sus valores patrimoniales.

Sin embargo, este huracán de voracidad dineraria que asola estos años las Islas Canarias, como antaño lo hicieran las plagas de cigarrones, sólo parece atender a consideraciones de enriquecimiento fácil, rápido y frívolo.

Ante esta situación, nos parece necesario formular algunos interrogantes, y aportar argumentos para que las personas que integran la comunidad puedan seriamente ampliar la información y formar su opinión crítica.


¿Trueque de espacios naturales por compensaciones urbanísticas?

Una de las razones que se plantean ahora para justificar la ampliación del Polígono Industrial, es que éste ‘compensaría’ al vecindario con una inversión de trescientos millones de pesetas para mejorar la urbanización del caserío de El Socorro.

La verdad es que los residentes y usuarios temporales de El Socorro tienen todo el derecho a que se completen las dotaciones del caserío; tales dotaciones, que son muy necesarias, se deberían abordar desde luego con un diseño acorde a las características y singularidad de este núcleo. Muchas personas que participamos en las asociaciones de defensa del patrimonio de la Comarca Sureste hemos dado prueba de esta sincera preocupación colaborando activamente en el acondicionamiento y dignificación de lugares que se estaban degradando, como el Llano de la Ceremonia, entre otros. Pero resolver los problemas de urbanización de El Socorro nunca se debe hacer a costa de un chantaje como el que supone la urbanización de un espacio anexo de alto valor natural y paisajístico. Se trata de una contrapartida inadmisible en un contexto de madurez democrática y humana: es como si la ciudadanía de Güímar tuviera que aceptar la destrucción de una parte del Barranco de Badajoz o de la Ladera de Agache, a cambio de la restauración de la iglesia de San Pedro y de su entorno.


Tenemos que hacer un esfuerzo, las instituciones en primer lugar, pero también desde la sociedad civil, de buscar otros medios para completar la urbanización y los servicios del caserío de El Socorro: con fondos propios municipales (como se ha hecho en otros barrios de Güímar), con aportación del Cabildo y Gobierno de Canarias, que atiendan a la significación del lugar; pero también sería muy positivo encontrar fondos en programas europeos (que existen para tal fin) y diseñar con imaginación y rigor un proyecto que contemple la protección de la naturaleza y de los núcleos habitados anexos.

Para proyectos orientados en esta línea tendemos la mano desde ahora mismo y ofrecemos la colaboración entusiasta y desinteresada de esta Asociación Cultural.



¿Falta suelo industrial en Tenerife?

Otro de los argumentos que se esgrimen para justificar la ampliación de la urbanización sobre este sector de tanta calidad ambiental es la escasez de suelo industrial en la Isla y la urgente demanda del mismo por parte de empresas industriales y comerciales.

No dudamos que ante el momento de crecimiento económico que vivimos haya empresas que busquen donde ubicarse, pero nadie, hasta ahora, ha demostrado con seriedad que no haya más suelo industrial disponible.

Nosotros sí nos hemos tomado la molestia en localizar información al respecto, entre otros, en los propios documentos aprobados por la administración. Y los datos disponibles demuestran justo la aseveración contraria. Según los estudios encargados por el Cabildo para elaborar el Plan Insular de Ordenación del Territorio, en Tenerife existían 16 millones de metros cuadrados legalmente clasificados como suelo industrial, y otros 9 millones en trámite de legalización; a éstos hay que sumar unos 7 millones de metros cuadrados de suelo dedicado a la misma finalidad en espacios como la refinería, el sector portuario, el entorno de los aeropuertos y los márgenes de la autopista del Norte; y todo esto sin contar los muchos (demasiados) metros de suelo industrial que también funcionan de forma ilegal en la Isla. Pues bien, el suelo realmente consumido (parcelado y ocupado) suponía sólo 5 millones de metros cuadrados.

Por cierto, que el PIOT, ya aprobado por unanimidad en el Cabildo, señala también que en los foros especializados se considera que el modelo de polígono de gran extensión industrial (tipo el del Valle de Güímar o el de Granadilla) se encuentra totalmente obsoleto. Se propugna ahora una relación más estrecha de la actividad industrial con otras actividades de investigación, servicios, comunicaciones, etcétera, frente a la separación funcional tajante que se defendía en los años sesenta (época en la que se idearon tales polígonos).


¿Un paso atrás en el consenso social y la profundización democrática?

La reciente aprobación de la ampliación del Polígono por el pleno de octubre del Ayuntamiento de Güímar contradice una tendencia histórica de progresiva concienciación y consenso ciudadano acerca de la necesidad de proteger la Montaña Grande, su Malpaís y todo el entorno. Ésta se manifestó en el acuerdo plenario ya citado de 1992, donde el Ayuntamiento por unanimidad acordaba solicitar la protección del Camino del Socorro y establecer los límites del Polígono Industrial en la margen oriental del mismo, preservando el resto del espacio hasta sus límites con la Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar.

Esta decisión no surgió de la nada, sino que fue la justa respuesta institucional a un sentido movimiento ciudadano local. En cambio, el acuerdo plenario de octubre se tomó “por sorpresa” (al menos para la ciudadanía), en un Pleno sin un orden del día claramente establecido para abordar este asunto, y sin la suficiente información, argumentación y reflexión colectiva.

La decisión de transformar un espacio de alto valor natural y paisajístico no se puede tomar nunca con tal grado de apresuramiento y frivolidad. Además, constituye un fraude a la democracia, en la medida en que en las pasadas elecciones municipales ningún grupo político llevaba en su programa la propuesta de consolidar los límites del Polígono sobre la zona afectada, ni la de cambiar el acuerdo plenario del año 1992.

Aprovechamos estas circunstancias para reivindicar que el Ayuntamiento de Güímar, lo mismo que los del resto de la Comarca Sureste y de la Isla, se doten de mecanismos permanentes de consulta y participación de la ciudadanía para asuntos de trascendencia ambiental; mecanismos como los que se están implantando en muchos gobiernos locales tras las recomendaciones emanadas de la Conferencia de Río, y que se concretan en la elaboración de las denominadas Agenda Local 21.


¿Se pueden resolver los problemas ambientales impuestos a Güímar sólo desde Güímar?

Una de las razones que nos ha conducido a este callejón sin salida (que si no se rectifica puede llevar a una polémica y un enfrentamiento duro en los próximos meses o años) es el empeño en resolver exclusivamente desde el nivel local problemas que vienen impuestos desde una escala mayor. La pregunta más amplia es: ¿se pueden resolver satisfactoriamente problemas insulares sólo desde la escala local?

Si bien nadie cuenta con recetas ni varitas mágicas para resolver todos los problemas del territorio, sinceramente nos parece que tenemos que ampliar el ámbito de nuestra reflexión y nuestra mirada. Estamos inmersos en una economía de servicios, cuyo motor es el turismo, y que demanda espacio y paisaje como materia prima. ¿No es hora ya de aplicar mecanismos concretos como cristalización de la idea de que la actividad turística debe financiar la conservación (y también la rehabilitación) de la naturaleza y el paisaje? En este sentido animamos a debatir en las instituciones y en la sociedad la aplicación de fórmulas como la de la ecotasa turística: un impuesto que ya se empieza a implantar en el Archipiélago de Baleares y en otras partes. ¿Por qué no extendemos la misma filosofía que ya se aplica desde hace años en los Parques Nacionales respecto a los municipios afectados y limítrofes? Los municipios canarios que han “sacrificado” sectores importantes de su territorio para preservarlo de una indeseable transformación, caso de Güímar y otros muchos, deben recibir compensaciones por ello.

Si cada uno de los cuatro millones de visitantes que acceden a Tenerife abonara en el establecimiento de residencia una tasa tan modesta como cien pesetas diarias, se podría recaudar un fondo insular de unos cuatro mil millones de pesetas adicionales (y cifras equivalentes en las demás islas). Ese dinero debería servir para proteger y rehabilitar el espacio, pero mediante medidas y sistemas que generen empleo, favorezcan la economía local y la redistribución de la renta.



Reflexiones finales

Con este artículo nos proponemos animar la discusión colectiva, y para ello hemos defendido tres ideas principales:

Se deben mejorar las dotaciones y equipamientos del caserío de El Socorro, pero mediante fórmulas que no supongan un chantaje a la ciudadanía y a la naturaleza.

Es imprescindible conservar en su actual trazado el Camino del Socorro, consolidando su incoación como Bien de Interés Cultural.Esta vía de tanta importancia cultural y simbólica para todas las personas de Güímar y de otros lugares debe marcar el límite entre un espacio transformado y urbanizado situado al norte: el Polígono (adaptando las construcciones que limiten con el Camino con un sentido de respeto hacia su significación histórica), y otro espacio mucho menos humanizado —y en buena medida natural o en fase de naturalización— hacia el lado sur, que sirva de colchón de protección biológica y paisajística a la Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar.Todas las medidas que vayan en esta dirección contarán, como siempre lo han hecho, con el apoyo y la colaboración voluntaria y desinteresada de las asociaciones de defensa del patrimonio de la Comarca Sureste. Pero si por el contrario, los grupos políticos que forman el Ayuntamiento de Güímar no rectifican el error cometido y persisten en este proyecto de atentado ecológico y cultural, encontrarán nuestra más firme oposición y, estamos seguros, la de muchos otros colectivos ciudadanos y personas de buena voluntad.

No podemos concluir este artículo sin apuntar una última idea: a ninguna persona perspicaz se le escapa que este nuevo problema, como muchos otros conflictos ambientales y territoriales que tenemos ahora en Canarias, hunde sus raíces en un estilo de vida y crecimiento económico que se plantea sobre el territorio limitado de nuestro pequeño país insular como si esto fuera un espacio continental sin límites.


¿No ha llegado la hora de reconocer este hecho elemental y debatir colectivamente el establecimiento de límites a este crecimiento desmedido?


Asociación Cultural Sureste de Tenerife

EL MALPAÍS DE GÜÍMAR. Un espacio natural de excepcional valor




El Malpaís de Güímar es una de las mejores muestras que existen en Canarias de los ecosistemas y hábitats característicos de las zonas bajas, con unas comunidades de flora y fauna que se asientan sobre un paisaje volcánico reciente también de gran interés. El Paraje no solo presenta valores científicos, sino también arqueológicos, históricos y etnográficos.





José García Casanova. Biólogo. Ex-Director Conservador del Paraje Natural Malpaís de Güímar

El Malpaís de Güímar es uno de los pocos territorios costeros accesibles de Tenerife que no ha sufrido una alteración sustancial a causa de las actividades agrícola o urbanizadoras, lo que permite observar en este espacio geográfico unos paisajes geológicos y vegetales que antaño eran más frecuentes en Canarias y que poco a poco han ido perdiéndose irremediablemente.

Este espacio natural encierra una de las muestras más representativas del paisaje volcánico subhistórico de la isla. El conjunto de Montaña Grande, magnífico ejemplo de cono volcánico configurado por la acumulación de piroclastos en torno a una boca eruptiva, y el vasto campo de lavas que se extienden desde la base del volcán hasta el mar, con estructuras, formas y coloridos muy diversos, ofrece al que lo contempla una síntesis de la geomorfología asociada al vulcanismo canario reciente. Este paisaje geológico se ve enriquecido por la existencia de una ancha banda de arenas que, al ser arrastradas constantemente por el viento desde la Playa de la Entrada, han ido recubriendo una parte del malpaís y la falda oriental del volcán.

No menos interesantes y sorprendentes son las manifestaciones de vida vegetal y animal, que, comenzando por los líquenes, han conseguido colonizar las estériles coladas en pocos miles de años hasta constituir una serie de cosistemas, equilibrados pero frágiles, entre los que sobresale un extraordinario cardonal-tabaibal; por otra parte, sobre las acumulaciones de arena se ha asentado una singular vegetación y multitud de especies de la fauna han encontrado en este tipo de sustrato las condiciones adecuadas para desarrollarse. Por albergar una llamativa biodiversidad, con un elevado número de especies florísticas y faunísticas endémicas o autóctonas, el Malpaís de Güímar posee un gran interés científico.

Los elementos patrimoniales, testigos de culturas y tradiciones ancestrales, también están presentes en este paraje, destacando por encima de todos el histórico camino por el que discurre la Romería en honor a la Virgen del Socorro.

Hoy, una parte de este extraordinario rincón del Valle de Güímar (en torno a 290 hectáreas) está protegida legalmente con la categoría Reserva Natural Especial.

21 noviembre 2000

El barranquillo

Desde el camino del Socorro hacia el Sur empieza el Malpaís de Güímar. Este Espacio está desigualmente protegido. Si bien la zona cercana al Puerto de Güímar tienen protección desde 1987 y posteriormente se amplió parte de esa protección a la franja de arenas, actualmente los planes del Ayuntamiento de Güímar y Polígono Industrial incluyen la destrucción de una amplia zona de paisajes bien conservados y otros que a pesar de haber estado cultivados en determinados períodos de este siglo, recuperan rápidamente su estado natural.

En esta página se realiza un recorrido fotográfico por el entorno del Barranquillo de Chinguaro a su llegada al caserío de El Socorro, discurriendo paralelamente al Camino del Socorro, a unos escasos 50-100 metros de éste.

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Todo lo que se muestra en estas fotografías hubiera desaparecido debajo de vías asfaltadas si el Polígono Industrial hubiera llevado a cabo sus proyectos previstos de ampliación.

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En verde: zona aproximada de las fotos de esta página
En rojo: planes de ampliación del Polígono Industrial en 1999.

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Mirando hacia el suroeste, el Barranquillo forma un paisaje único con el cráter de Montaña Grande al fondo. Todo el cauce está cubierto de un tabaibal-cardonal bien conservado, salvo vertidos de escombros en algunos puntos.
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Los alrededores del Barranquillo son una isla de cardonal-tabaibal en el borde de la influencia del transporte de arenas desde la playa de La Entrada, que se puede ver en último término.
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El Barranquillo discurre por un lecho de basalto, redondeado y pulido por la acción del agua a lo largo de los últimos 10.000 años. Tanto el conjunto de especies de flora y fauna como los paisajes constituyen una singularidad dentro del Malpaís de Güímar.
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Muy cerca del Barranquillo se pueden ver sus principales amenazas: las construcciones del Caserío del Socorro, que han destruído su cauce bajo, y el Polígono Industrial, que amenaza con literalmente borrar al Barranquillo del mapa.
Por otro lado, las huellas de las actividades agrícolas históricas van siendo eliminadas lentamente por el ecosistema que recupera su equilibrio por sí solo.

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Cada invierno, con las lluvias estacionales, el Barranquillo cambia de aspecto y en cuestión de semanas se puebla de vegetación, las tabaibas se apresuran a acumular reservas de agua y desarrollar sus hojas.

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El cauce de piedra está lleno de huecos donde se acumula agua; son los eres o erques, una de las fuentes de agua de los aborígenes de la isla. Con toda probabilidad en estos mismos charcos abrevaron sus cabras los pastores guanches y siguieron haciéndolo ininterrumpidamente los cabreros hasta hoy.

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Algunas de las especies de la flora autóctona más conocidas que encontramos en el Barranquillo: cardones, tabaibas dulces y amargas.