Plataforma Ciudadana en Defensa del Malpaís de Güímar y el Camino del Socorro
Introducción
La historia reciente del Malpaís de Güímar es bastante conocida; constituye, además, una buena representación de lo que ha supuesto la evolución del conservacionismo en nuestra isla de Tenerife. Hasta la década de los años sesenta, la mayor parte del espacio comprendido entre el Camino de El Socorro y El Puertito de Güímar constituía para muchas personas un páramo desconocido. La baja rentabilidad del sector tomatero en la costa del Valle de Güímar, apreciada desde una óptica estrictamente monetaria, unido a otros intereses que ahora no vienen al caso, llevaron a que se concibiera la implantación de un gran Polígono Industrial. Éste comenzaría en el Barranco de Samarines, en el municipio de Candelaria, para culminar en las estribaciones de El Puertito de Güímar, después de cruzar toda la costa del municipio de Arafo.
Afortunadamente, desde principios de los años ochenta se alzaron voces, surgidas sobre todo desde distintos departamentos y facultades de la Universidad de La Laguna, a favor de la preservación de la vertiente sur de este espacio. Algunas de estas voces pioneras estaban vinculadas a la propia comunidad güimarera; en tal sentido, merece destacarse el valor y la capacidad de anticipación que demostraron ciudadanos como D. Octavio Rodríguez Delgado, en su doble condición entonces de científico y político local. Tales planteamientos se fundamentaban en la potente riqueza botánica y zoológica, así como el gran interés de los fenómenos geológicos que conforman la Montaña Grande y sus coladas. Otro argumento de peso era que el Malpaís limita al norte con el Camino de El Socorro, por donde transcurre cada año la romería del mismo nombre. También se sitúa en la vecindad del Malpaís el caserío de El Socorro (la zona de Chimisay para los guanches), donde los antepasados prehispánicos encontraron a la imagen de la Virgen de Candelaria.
En una primera etapa, que cristalizó en la Ley de Espacios Naturales de 1987, se protegió tímidamente el sector volcánico más reciente de este espacio costero, bajo la figura de Paraje Natural de Interés Nacional. Algún tiempo después, y aprovechando el proceso de reclasificación de los espacios naturales que culminó en la nueva L.E.N.A.C. de 1994, acabó por tomarse en cuenta el interés de una franja anexa de suelos arenosos de origen marino, en los que habitan comunidades vegetales de tipo estepario muy singulares. Desde entonces se viene proponiendo como límite de la protección la línea que dibuja el propio Camino de El Socorro, cuyo serpenteante trazado evitaba precisamente las lavas del Malpaís.
Un hito importante en todo este proceso fue la manifestación del pueblo de Güímar en defensa del citado Camino, que tuvo lugar el 20 de octubre de 1990; poco después, el Ayuntamiento se hizo eco de esta voluntad popular, aprobando por unanimidad en el pleno del día 4 de diciembre de 1992 la solicitud de "mantener el Camino de El Socorro en su estado y trazado actual, convirtiéndose en límite entre el Malpaís y el Polígono Industrial". La Ley de Espacios Naturales de Canarias de 1994 recogió, al menos en parte, el sentir tanto de los círculos científicos como de la propia comunidad local güimarera. Así, si bien dicha Ley renunció a modificar los límites de los espacios naturales protegidos (para evitar controversias en el conjunto de Canarias), en el caso que nos ocupa la amplia zona que incluye los citados arenales quedó recogida con la calificación de Área de Sensibilidad Ecológica.
Un giro en la protección del Espacio Natural: los planes del Ayuntamiento de Güímar y la Asociación Mixta de Compensación
El pasado mes de octubre, el pleno del Ayuntamiento de Güímar aprobó por unanimidad una propuesta, previamente consensuada con la Asociación Mixta de Compensación del Polígono Industrial Valle de Güímar, al parecer incluso desde antes de las elecciones de 1999. Se propone la urbanización con fines industriales de una gran parte del Area de Sensibilidad Ecológica anexa a la Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar, traspasando por consiguiente los límites del Camino de El Socorro. También se interviene en el propio Camino, trazando sobre él diversas vías y ajardinándolo, colocando sobre él varios arcos a lo largo del recorrido, etc.; éstas y otras propuestas que afectan al Camino, sin entrar ahora a considerar su calidad estética, desvirtúan el carácter que ha venido presentando como una vía que atraviesa un espacio natural o poco alterado por la humanización. En el plano adjunto se puede observar un gráfico aproximado de la parte del Área de Sensibilidad Ecológica que se pretende urbanizar, que afecta no sólo a sectores muy bien conservados de Malpaís y del Barranquillo de Chinguaro, sino a la propia banda de arenas.
A partir de aquí se inicia la que podemos denominar como La Crisis del Malpaís: un problema social y ambiental grave, en el que intervienen una trama compleja de factores y agentes implicados. Conscientes de esa complejidad, y de las dificultades que implica su exposición ordenada, hemos preferido en este informe exponerla en forma de un conjunto de preguntas, a las que tratamos de responder en todos los casos en que resulta posible, quedando en otros como preguntas abiertas. Ello ha supuesto, como no se le escapará a las personas lectoras, un esfuerzo importante de documentación y reflexión, para el que se ha recurrido a toda la información más seria disponible. A pesar de este esfuerzo, no nos consideramos en posesión absoluta de la verdad. Lo que sí nos interesa destacar es que los argumentos que aquí se exponen deberán ser razonablemente rebatidos, o contrastados con otra información avalada por fuentes tan fidedignas como la que en las siguientes páginas se aporta.
La Crisis del Malpaís: 10 preguntas para la reflexión
1. ¿Por qué es importante conservar el Malpaís de Güímar?
Esta pregunta es una de las mejor conocidas y contestadas, no ya por los redactores de este Informe, sino por buena parte de la Comunidad a la que pertenecemos. El Malpaís y su entorno constituye uno de los espacios más queridos por parte de la población de Güímar, y por tantas otras personas, tras años de experiencia directa de la zona y un notable esfuerzo desarrollado por la administración en materia de Educación Ambiental. Por eso, no es preciso extendernos. De forma muy sintética, se puede señalar que el Malpaís de Güímar es en esencia el campo de lavas que se originó como consecuencia de la erupción de Montaña Grande (276 m.) hace más de diez mil años. Esta delimitado hacia el sur por la carretera que une Güímar con el núcleo del El Puertito y por el otro lado por el histórico Camino de El Socorro (incoado Bien de Interés Cultural en 1990). Sobre las lavas, en avanzado estado de colonización, se disponen distintas comunidades vegetales características de las zonas áridas cercanas al mar en Canarias, de las que tabaibas dulces y amargas y cardones son sus representantes más llamativos, pero que están acompañados por un complejo y rico cortejo de vegetales, entre los que abundan los endemismos. Esta flora soporta una interesantísima fauna, especialmente de insectos y otros animales.
Además de la presencia en sus inmediaciones de un núcleo de veraneo como el caserío de El Socorro, el lugar está cargado de hitos culturales por haber sido el escenario del hallazgo por parte de los guanches de la imagen de la Virgen de Candelaria y posteriormente escenario durante cinco siglos de las fiestas que conmemoran tal hecho. Como es sabido, el desarrollo cada año de la Bajada de El Socorro, sobre el Camino del mismo nombre, una de las fiestas más singulares y emblemáticas del Archipiélago, le confiere un valor al propio camino y una notable significación simbólica a todo el entorno por el que transcurre.
En los últimos quince años, no ha existido en el municipio ni una sola iniciativa de desarrollo o de divulgación cultural, que no contemplara la trascendencia de este espacio y lo inexcusable de su conservación. Consecuencia directa de todo este trabajo ha sido la mentalización del colectivo escolar que ha incluido de manera habitual las visitas al lugar, verdadera aula al aire libre, por su gran carácter didáctico unido a su proximidad geográfica y accesibilidad.
2. ¿Por qué es importante conservar, también, los bordes de la Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar?
Al referirse a la periferia de la Reserva Natural Especial, es obligado extenderse un poco más, dado que sus valores e importancia resultan mucho menos conocidos. Por ello dividiremos la respuesta en tres apartados.
a) Importancia ecológica de la banda de arenas de El Socorro:
En la zona contigua a la parte del espacio natural que ya fue protegido, se encuentra un singular ecosistema, constituido por la banda de arenas de El Socorro. Estas arenas son arrastradas por los vientos dominantes en un proceso continuo, desde la Playa del Socorro hasta Montaña Grande, donde se dispersan en un amplio abanico. A medida que penetra en tierra, la arena se diluye en el medio y desaparece como tal al integrarse en el suelo, pero se renueva constantemente por el aporte de la marea, formando un sistema abierto de pequeñas dunas.
Según se desprende de un detallado estudio sobre la entomofauna de esa zona, dirigido por el investigador Francisco La Roche, la franja de arena costera presenta un elevado interés ecológico, pues constituye el hábitat exclusivo de gran número de invertebrados, especialmente himenópteros, que dependen de este sustrato para nidificar. Los himenópteros ("avispas") contienen más especies beneficiosas que cualquier otro orden de insectos. Tienen una importancia económica directa en el control biológico de las plagas que afectan a la agricultura, y en la polinización de plantas con flores, entre otros efectos positivos. Por ello, la entomofauna que nidifica en esta banda arenosa también contribuye a mantener el equilibrio de los ecosistemas vecinos: sus consecuencias favorables, tanto como eficaces predadores de multitud de insectos como por su función de polinizadores, trascienden fuera de la franja arenosa. En este sentido hay que considerar tanto al malpaís colindante como el extenso y fértil Valle de Güímar como beneficiarios directos de su influencia.
Varios especialistas europeos y americanos, entre los que se puede citar a Paul Westrich y David Gordon, han puesto de relieve la importancia de los ecosistemas arenosos en relación con la fauna de himenópteros. Es evidente que para conservar poblaciones de plantas nativas es necesario conservar a sus polinizadores. Debido a que muchas plantas necesitan de los himenópteros para ser polinizadas, los nidos de estos insectos tienen que protegerse para poder conservar tanto a las poblaciones de plantas como a las de insectos.
Es de subrayar el hecho de que en la banda de arenas de El Socorro se localizan todos los himenópteros aculeados endémicos encontrados hasta el momento en Tenerife, por lo que esta zona constituye un lugar de concentración importantísimo de esta fauna, un reducto natural y un auténtico santuario que urge conservar a toda costa. Actualmente se elabora una lista roja de insectos para Canarias, en la que sin lugar a dudas se han de incluir a todas las especies endémicas presentes en el área estudiada. También bajo este punto de vista, el área estudiada constituye una auténtica aula de la naturaleza, en donde las jóvenes generaciones podrán conocer en el futuro lo que los investigadores han observado y aprendido a lo largo del estudio: el experimentar el contacto íntimo con una naturaleza en su estado más puro.
Otras de las conclusiones que aporta este exhaustivo trabajo las exponemos a continuación, de forma resumida:
- Las tres cuartas partes (74,5%) de los taxones de himenópteros presentes en la zona son endémicos.
- En ella está representada la mitad (49,4%) del conjunto de los endemismos canarios.
- La totalidad (100%) de los endemismos exclusivos de Tenerife se encuentran en esta zona, siendo su distribución en el resto de la Isla muy restringida.
- Se ha encontrado una especie nueva de la familia de los Crisididos. Actualmente se está preparando la descripción de este interesante endemismo.
- En comparación con el resto del Malpaís de Montaña Grande (parte de él protegido bajo la figura de Reserva Natural Especial), la banda arenosa estudiada en este proyecto resulta ser mucho más rica en especies de himenópteros aculeados que el resto del malpaís desprovisto de arena.
Por tanto, los bordes de la Reserva Natural Especial, sobre todo los situados hacia el norte, representan un valor estratégico como reserva de nidificación y de alimentación de una fauna de gran riqueza, y del cual dependen necesariamente la conservación de la flora del espacio natural adjunto (la parte del Malpaís ya protegida) y otras zonas naturales y agrícolas colindantes. Este valor de la zona que ahora se pretende urbanizar se ve aún más realzado debido a la vulnerabilidad que presentan los ecosistemas arenosos en Canarias, al ser ambientes escasos y sumamente explotados por ser idóneos para el turismo.
b) Valores culturales presentes en el área:
Además de lo expuesto en el punto anterior, que justifica por sí solo la ampliación de la Reserva Natural Especial, existen otros factores que aconsejan preservar el conjunto de la zona A.S.E. Se ha esgrimido en ocasiones el argumento de que, exceptuando la banda de arenas, esta zona carece de interés al haber sido roturada para el cultivo de tomate en las décadas de los cincuenta y sesenta. Sin embargo, esta circunstancia histórica proporciona precisamente uno de sus más interesantes valores. Queremos decir que en esta área, en la que abundan enclaves de flora y fauna autóctona tan interesantes como las que viven en la zona de lavas o la de arenas (y que seguramente guardan aún muchas especies desconocidas), confluyen modulando el paisaje distintos testimonios de explotación agraria; éstos incluyen desde una paleoagricultura, seguramente ligada al pastoreo nómada de los primeros siglos de nuestra historia, con pequeños nateros, majanos, corrales, eras, etcétera (en donde de manera rudimentaria los cabreros debieron cultivar en años buenos variedades primitivas de cereal); hasta los sistemas agrícolas más recientes ligados al tomate, en donde observamos charcas, tanquillas, caminos empedrados, atarjeas, cortavientos vegetales y de mampostería y paredes de piedra.
Además, no resulta aventurado suponer que una zona ocupada ininterrumpidamente por pastores desde la época prehispánica, debe esconder aún en el interior de sus cuevas y tubos volcánicos interesantes vestigios de nuestro pasado, los mismos que ya no se pueden encontrar en el resto de las áreas costeras debido al "progreso" de la urbanización.
A todos estos valores históricos se añade, en los treinta últimos años que la zona ha permanecido sin cultivar, el proceso de recuperación de la flora original. Esta regeneración natural no sólo ha comenzado, sino que en algunos ámbitos se halla en un grado importante de madurez, siendo por tanto un campo formidable para estudiar cómo se verifica la recolonización y sucesión ecológica de especies.
c) Efecto ‘colchón’ y necesidad de preservar los corredores ecológicos:
Siendo suficientes todas las razones anteriores, aún existe un tercer argumento poderoso que aconseja excluir toda la zona A.S.E. del proceso urbanizador. Nos referimos a que no tiene ningún sentido, si nos queremos tomar en serio el funcionamiento de los ecosistemas, catalogar una unidad ambiental como espacio natural protegido, tratando con total indiferencia la matriz ambiental en que se ubica. Como ha planteado recientemente Antonio Santos Gómez (Profesor Titular de Ecología de la Universidad de La Laguna), refiriéndose precisamente al Malpaís, se hace necesario romper con la mentalidad que tiene la administración en relación con la protección de espacios naturales aislados, a modo de parches de naturaleza que por su singularidad (botánica y zoológica) se protegen, estableciendo límites estancos. Por el contrario, es preciso concebir la conservación en relación con el desarrollo de redes de espacios naturales interconectados, estableciendo corredores ecológicos que permitan un flujo de información genética entre los diferentes hábitats.
En la actualidad, todos los espacios naturales de Tenerife situados por debajo de los mil metros de altitud, y singularmente los costeros, aunque se trate de llevar a cabo una buena política de conservación en su interior, resultan "asfixiados" por la presencia de localizaciones urbanas, turísticas o industriales en sus bordes. De este modo, el concepto propugnado por la administración ambiental de ‘Red de Espacios Naturales Protegidos’ se derrumba. Cada vez existe más consenso en el seno de la comunidad científica acerca de la necesidad de contar con áreas que sirvan de "colchón" amortiguador de impactos de los espacios más valiosos, y de pasillos territoriales poco transformados que permitan conectar entre sí los diferentes santuarios de la naturaleza, si es que queremos evitar su inevitable degradación.
Volviendo a los planteamientos del profesor Santos, se debe asumir una interdependencia territorial de los ecosistemas siguiendo una ordenación jerárquica, de manera que la creación de áreas protegidas a modo de reservas naturales no deba ser considerada a modo de compartimentos aislados, propios de una mentalidad rutinaria e inmovilista, sino desde una perspectiva integral y holística, relacionada con el flujo de materia y energía.
3. ¿Es compatible la urbanización industrial del Área de Sensibilidad Ecológica, o de un sector de la misma, con la conservación de los valores naturales y culturales que encierra?
No solo la urbanización industrial, sino cualquier tipo de transformación urbana del territorio (edificación, trazado de calles) supone una modificación irreversible de sus condiciones anteriores. Esta es la diferencia principal con otros usos, como la agricultura (al menos en su versión tradicional), la ganadería extensiva, etcétera, que aunque también afectan y transforman indudablemente el territorio, no lo hacen con ese grado de irreversibilidad. Tanto en la Reserva Natural Especial como en el resto de la zona A.S.E., se puede comprobar a ojos vista como la vegetación recoloniza áreas antiguamente roturadas o sometidas al pastoreo, a través de los conocidos procesos de sucesión ecológica: aparición de gramíneas y plantas anuales, que dan pie a la colonización de aulagas (como especie principal); y, finalmente, recuperación de la vegetación potencial en forma de tabaibal—cardonal con su correspondiente cortejo florístico. En unos años, la Naturaleza completa la labor de "regeneración" de espacios humanizados, y los distintos estadios de ese proceso (visibles en la zona) constituyen, como ya se dijo, un fenómeno interesante por sí mismo para su estudio y contemplación.
Por el contrario, y como también quedó ya señalado, el acondicionamiento urbano y la construcción de edificios —más todavía cuando se trata de edificaciones aptas para la actividad industrial— supone una transformación sin retorno del anterior medio natural y cultural, al menos en el lapso de muchas generaciones humanas. Desde un punto de vista tanto ecológico como económico, una irreversibilidad supone un cierre del abanico de oportunidades que se abren para el futuro. Y eso, aún sin tener en cuenta el impacto potencial de las actividades que en el futuro se desarrollen en esa zona urbana industrial, que normalmente afectarán al ecosistema vecino.
4. ¿Están ligados la conservación del Malpaís y la mejora de las dotaciones del caserío de El Socorro?
Uno de los argumentos que se han planteado para justificar el proyecto de urbanización, es que la comunidad se vería compensada a través de determinadas inversiones en la mejora del caserío de El Socorro, que serían aportadas por la Asociación Mixta de Compensación del Polígono Industrial. Es preciso destacar que los vecinos y usuarios de El Socorro tienen todo el derecho a mejorar sus dotaciones y equipamientos públicos. Sería muy positivo que esto se llevara a cabo respetando con especial atención los valores singulares que reúne el núcleo. Pero resulta un despropósito plantear el que la mejora de El Socorro lleve como contrapartida la pérdida de un sector tan valioso como el del Área de Sensibilidad Ecológica contigua. Aceptar esa premisa viene a ser como plantear la mejora del barrio de San Juan (recientemente restaurado con fondos propios del Ayuntamiento) a cambio de urbanizar un sector del Barranco de Badajoz, o vincular la restauración de la Plaza de San Pedro con la degradación de un tramo de la Ladera de Güímar.
Además de que la cifra que supuestamente aportaría el Polígono Industrial no resulta ser muy elevada, y que parece que incluso ha ido bajando desde las primeras negociaciones (desconocemos el importe exacto debido al secretismo con que se ha efectuado la reciente firma del convenio entre el Ayuntamiento y la Asociación Mixta de Compensación), existen otras fuentes para financiar las necesarias obras de El Socorro. Además de los propios fondos municipales (tal como se ha hecho en otros barrios del término), se puede recurrir a determinados programas del Cabildo Insular que encajan muy bien en este caso, tales como Tenerife y el Mar o Tenerife Verde, entre otros. E incluso, es posible identificar algunos programas de la Unión Europea que conectan la conservación de los Espacios Naturales con la mejora de las condiciones de la población que vive en su entorno (a título de ejemplo: Life Naturaleza, Life Medio Ambiente). Es cuestión de aplicar cierto esfuerzo de búsqueda y diseñar con imaginación y rigor un buen proyecto técnico. Algunas asociaciones de defensa del patrimonio de la Comarca ya han ofrecido su colaboración, si se opta por esta vía mucho más sensata.
5. ¿No hay otros espacios donde ubicar las industrias y almacenes? ¿Es que falta suelo industrial en Tenerife?
No nos corresponde a nosotros señalar en qué lugar exacto se deberían ubicar, en su caso, las nuevas actividades industriales y de almacenamiento para las que pueda existir demanda en la Isla. Ese papel le corresponde a otras instancias técnicas y políticas de la administración. Nos limitaremos a recordar algunos datos que justifican sobradamente la siguiente afirmación: frente a lo que vienen señalando algunas voces interesadas, en Tenerife, ahora mismo, sobra suelo calificado como industrial.
Según los estudios encargados por el Cabildo para elaborar el Plan Insular de Ordenación del Territorio, en Tenerife existían 16 millones de metros cuadrados legalmente clasificados como suelo industrial, y otros 9 millones en trámite de legalización; a éstos hay que sumar unos 7 millones de metros cuadrados de suelo dedicado a la misma finalidad en espacios como la refinería, el sector portuario, el entorno de los aeropuertos y los márgenes de la autopista del Norte; y todo esto sin contar los muchos (demasiados) metros de suelo industrial que también funcionan de forma ilegal en la Isla. Pues bien, el suelo realmente consumido (parcelado y ocupado) suponía sólo 5 millones de metros cuadrados.
- Suelo industrial calificado en la isla de Tenerife (metros cuadrados)
- Suelo industrial ya legalizado:16 millones (50,0%).
- En trámite de legalización: 9 millones (28,1%).
- Otros suelos industriales: 7 millones (21,9%).
- Total: 32 millones (100%).
- Suelo realmente consumido (parcelado y ocupado): 5 millones (15,6%).
Fuente: Cabildo Insular de Tenerife. Plan Insular de Ordenación del Territorio. 2000.
Por cierto, que el PIOT, ya aprobado por unanimidad en el Cabildo y pendiente sólo de su aprobación definitiva por la COTMAC, señala también que en los foros especializados se considera que el modelo de polígono de gran extensión industrial (tipo el del Valle de Güímar o el de Granadilla) se encuentra totalmente obsoleto. Se propugna ahora una relación más estrecha de la actividad industrial con otras actividades de investigación, servicios, comunicaciones, etcétera, frente a la separación funcional tajante que se defendía en los años sesenta, época en la que se idearon tales polígonos.
Si los datos anteriores se elaboraron hace pocos años, disponemos de otra fuente más reciente aún, que profundiza en la situación del suelo industrial de un área inmediatamente vecina a nuestra Comarca Sureste: el área capitalina (Santa Cruz de Tenerife , La Laguna , El Rosario , Tegueste). Según el estudio Daiten (Documentación de las Áreas Industriales de la isla de Tenerife), encargado también por el Cabildo Insular, existen alrededor de cuarenta polígonos industriales en esa zona, que suman un total de 9 millones de metros cuadrados; de ellos, apenas se ha ocupado un 48 por ciento del suelo legalmente disponible. La razón principal de esta baja ocupación estriba, como es conocido, en el insuficiente grado de ejecución o urbanización de esas superficies legalmente clasificadas como industriales. Pero frente a esta realidad, lo más sensato es mejorar la urbanización y dotaciones de los polígonos ya existentes e insuficientemente desarrollados. Resulta por el contrario un despropósito comprometer nuevo suelo que, como el que nos ocupa, no está tampoco urbanizado ni dotado de servicios, y que además presenta unos valores ambientales tan importantes.
Así lo reconoce la propia estrategia de la Institución Insular en materia de mejora integral y promoción del espacio industrial, cuando propugna expresamente la localización y el fomento de la iniciativa empresarial dentro del suelo ya existente (siguiendo las directrices marcadas por el PIOT, frente a la opción de promover nuevosuelo industrial). Y por si quedan dudas, uno de los objetivos de dicha estrategia señala con toda claridad que "las nuevas ampliaciones o calificaciones de suelo deben orientarse a la mejora del sistema global; en ningún caso deben comprometer áreas geográficas de notable valor natural o cultural, ni tampoco realizarse "a costa" de sectores en los que se desarrollen actividades que mantengan un cierto grado de diversificación productiva local" (la cursiva es nuestra).
Para terminar este apartado, queremos llamar la atención sobre un fenómeno que puede estar desenvolviéndose en el Polígono Industrial "Valle de Güímar". Nos referimos a cierta escasez real de suelo a la venta, cuando cualquier persona puede constatar la existencia de bolsas significativas de suelo vacante ("solares") dentro del área urbanizada. Todo apunta a que se viene produciendo un efecto perverso de retención de suelo que están efectuando algunos "empresarios", si es que merecen tal nombre aquellos que compraron hace tiempo para especular con el suelo del polígono: un recurso de interés social, urbanizado en buena parte con el dinero de los contribuyentes. Si esto resulta ser verdad, será responsabilidad de la Asociación Mixta de Compensación (y, en particular, de los agentes públicos que la integran) responder a la pregunta de a quién venden sus parcelas y por qué no vinculan la compra de terrenos con la efectiva localización industrial.
6. ¿Beneficia la ampliación del Polígono Industrial al Municipio de Güímar?
Resulta improbable que la ampliación del Polígono Industrial superara un riguroso Informe de Impacto Ambiental (al que viene obligado por la Ley 11/1990, de 13 de julio, de Prevención de Impacto Ecológico); que reciba el preceptivo informe favorable del Patronato Insular de Espacios Naturales de Tenerife; y que resulte finalmente aprobada por la COTMAC. Suponiendo que todo eso ocurriera (lo cual es mucho suponer), podría darse el caso de que poco después se instalen en un sector de la actual zona A.S.E. cierto número de empresas. Su número sería limitado (tanto como las limitaciones espaciales de la zona). En esta hipótesis, el beneficio municipal consistiría en el pago, por tales empresas, de determinados impuestos y tasas municipales.
Lo que en absoluto se puede asegurar es que los puestos de trabajo que se creen revertirán en la comunidad de Güímar. No estamos hablando de un proceso como el de roturación y cultivo de fincas de tomates en los años cincuenta, sino de "empresas tecnológicas modernas" —o, al menos, esa es la idea que ha expuesto el Ayuntamiento en sus escasas intervenciones públicas al respecto—. Y no es que en Güímar no pueda existir tal personal especializado, sino que tales empresas lo buscarán en el lugar que consideren más conveniente. No nos dejemos engañar: a ninguna empresa le puede imponer nadie, ni el Ayuntamiento de Güímar, ni la Asociación Mixta de Compensación, ni ninguna otra entidad o institución, dónde debe reclutar a su personal laboral. Afirmar lo contrario carece de seriedad y fundamento.
Se dice que una comunidad inteligente es aquella capaz de razonar a largo plazo. Es posible constatar como, en los últimos años (tanto durante la actual legislatura como en la anterior), el municipio de Güímar ha iniciado algunos proyectos interesantes basados en el reconocimiento y potenciación de sus valores más propios y genuinos, hasta el punto de ser capaz de convertirlos en un recurso económico. Entre otros ejemplos que se pueden señalar se encuentra el rescate del antiguo Cine Los Ángeles como Sala de Exposiciones; la recuperación como hoteles rurales singulares de la Casa de la Raya o de la Finca Salamanca; la creación de una futura Casa del Artesano en las instalaciones de la vieja Fonda Medina; la creación del propio Parque Etnográfico (más allá de la discusión, que no procede aquí, de que su valor principal sea de naturaleza etnográfica o arqueológica)... Este conjunto de actuaciones, tanto públicas como privadas, dibuja un escenario de lo que se ha dado en llamar desarrollo endógeno, local o territorial, sobre el que tanto se habla en muchos foros, pero del que no es frecuente ver tan buenos ejemplos juntos como los citados. Constituye un camino lento, pero seguro, que está demostrando sus valiosos resultados en Güímar; y que, sin duda, puede seguir revirtiendo mucho más en el futuro desarrollo del municipio y, con él, de toda la Comarca Sureste.
El proyecto de ampliación del Polígono Industrial más allá de los límites del Camino del Socorro supone romper con esta interesante tendencia, y sustituirla por una visión torpe, de corto plazo, de la que - mucho nos tememos - nos tendríamos que arrepentir (si no lo logramos recapacitar a tiempo, como así esperamos que ocurra).
Cabe señalar por último el creciente valor que adquirirá un espacio amplio sin transformar, junto al emblemático Camino del Socorro, donde las futuras generaciones puedan seguir contemplando cómo eran los distintos tipos de paisaje costero de la Isla. En un contexto, no lo olvidemos, donde prácticamente ya no quedan sectores de litoral sin urbanizar o modificar profundamente, que no sean espacios naturales protegidos: si contemplamos el mapa del Sur de Tenerife, desde la playa artificial de Las Teresitas al Caserío de El Socorro, y luego a partir del Puertito de Güímar, prácticamente todo el litoral se encuentra afectado por urbanizaciones residenciales y turísticas; salvando el Malpaís de la Rasca y unos pocos enclaves protegidos (Acantilado de la Hondura en Fasnia, Tabaibal del Porís en Arico...), es decir, si exceptuamos los espacios naturales protegidos, no queda nada del primitivo paisaje costero. Otro tanto se puede decir de la mayor parte de la fachada litoral de la vertiente norte.
Por eso, si conservamos en su integridad el Malpaís de Güímar, no nos quepa duda que éste constituirá un recurso cuya demanda será cada vez mayor en el seno de una sociedad postindustrial, y cualquier persona sensata. Un recurso, el de la naturaleza costera sin transformar o poco transformada, que cada vez tendrá más valor, por más que éste sea difícil de medir en pesetas o euros. Pero como ya decía Juan de Mairena (Antonio Machado): "es de necios confundir / valor y precio".
7. Es de suponer que antes de lanzar este proyecto de ampliación del Polígono, el Ayuntamiento de Güímar y la Asociación Mixta de Compensación habrán consultado a expertos. ¿Se ha previsto de algún modo el impacto de la urbanización proyectada sobre ese territorio tan valioso?
Tenemos que acabar de reconocer la complejidad que presenta el tratamiento de los problemas ambientales. Cada vez se le reconoce mayor capacidad para explicar la realidad a una noción de ciencia que intenta comprender la existencia de interdependencias sistémicas, aunque no se sepa bien todavía cómo razonar bajo esta nueva perspectiva. Es preciso incorporar un enfoque sistémico en los análisis; por complejo e incierto que ello resulte, siempre será preferible al reduccionismo mecanicista que tanto perjuicio ha causado al medio ambiente, como reconoce ya una mayoría de la población en Canarias (87 por ciento), según las encuestas.
Aún seguimos desconociendo mucho acerca de los valores naturales y culturales (como puso de manifiesto el Estudio Entomológico citado al principio), y ello a pesar de que el Malpaís de Güímar constituye una de las áreas naturales más estudiadas de Canarias. Es preciso señalar el riesgo de que se produzca lo que los ecólogos denominan "efectos en cascada’"(reacción en cadena de evolución imprevisible ante la desaparición de determinadas especies clave, como puede ser el caso de los himenópteros) y un deterioro ecológico irreversible, antes aún de que sepamos todos los valores que contenía el espacio. Con independencia de que se siga profundizando en los necesarios investigaciones, todo ello aconseja meditar serenamente las actuaciones a desarrollar sobre un territorio tan delicado. Y, ante la inevitable incertidumbre, aplicar el Principio de Precaución, que preconiza la U.E. como base de su política de medio ambiente.
Suponemos que si se hubiera tenido en cuenta de verdad la opinión de expertos conocedores de la zona, no se habría planteado ese proyecto de una forma tan irresponsable. Lo que sí conocemos es la existencia de un estudio, encargado al I.T.E.R. (Instituto Tecnológico y de Energías Renovables, cuyo titular es el Cabildo Insular de Tenerife), acerca de la circulación de arenas y su eventual afección por la presencia de edificaciones en la zona. El informe fue encargado por la Asociación Mixta de Compensación del Polígono Industrial "Valle de Güímar".
Al parecer el estudio se llevó a cabo colocando una maqueta de la zona en el interior de un túnel de viento. Existen serias limitaciones de rigor científico al estudio de la circulación de un fluido como la arena a partir de una maqueta. Tales estudios de dinámica eólica a menudo se verifican sobre el terreno, en trabajos no necesariamente costosos pero que requieren varios años de trabajo. Los túneles de viento se emplean en estudios físicos de comprobación del comportamiento de material o piezas a tamaño real, tales como la turbina de un avión, o la cabina de un teleférico. Los propios promotores del estudio del I.T.E.R. deben ser conscientes de su escaso rigor cuando niegan su difusión pública (la Asociación Cultural del Sureste de Tenerife lo solicitó formalmente, sin obtener respuesta).
Tampoco resulta muy serio que el mismo promotor de la urbanización (el Cabildo y CajaCanarias, en tanto que miembros de la Asociación Mixta (Cabildo: 35%; CajaCanarias 35%) y del I.T.E.R. (Cabildo 88,6%; CajaCanaarias 9,44%) encargue —y esconda— un estudio que supuestamente demuestra la inocuidad de la urbanización proyectada: no se puede jugar de delantero centro y ser el árbitro a la vez; y la Comisión Europea de Medio Ambiente señala cada vez con más claridad que en caso de conflictos ambientales, como el que nos ocupa, se deben encargar estudios serios a grupos de investigación neutrales respecto al asunto que se debate.
8. Al parecer, el Ayuntamiento de Güímar y el Polígono Industrial plantean que si se llega a urbanizar un sector del A.S.E., las empresas que se ubiquen en esa zona serán "blandas" y no contaminantes.
No se sabe muy bien qué quiere decir ‘industrias blandas’. Cualquier actividad industrial y, por extensión, cualquier transformación de la materia y la energía, requiere unos recursos y genera unos residuos. Olvidar eso sería tanto como ignorar los principios más elementales de la física termodinámica.
Sería deseable que todas las empresas radicadas en el Polígono Industrial "Valle de Güímar", y la propia administración de ese Polígono, limitaran en lo posible la contaminación y practicaran una gestión adecuada de sus residuos, evitando su vertido indiscriminado al mar, a la atmósfera o al suelo, tal como ahora sucede en muchos casos. Y es que en el contexto actual, cuando contamos con más de dos décadas de experiencia de cómo funciona el Polígono, hablar de que las industrias no van a contaminar resulta un mero "brindis al Sol". Por citar un solo caso, el pasado verano del 2000, cuando el caserío de El Socorro se encontraba en plena ocupación estival, resultó imposible el baño durante al menos tres días por el elevado nivel de contaminación marina (productos tóxicos y partículas en suspensión) emitida directamente desde varias empresas del Polígono, lo que obligó a una intervención del Ayuntamiento y las autoridades medioambientales. Hace muchos años que la diversidad de especies de algas marinas conoce una regresión alarmante: todos hemos sido testigos de la práctica desaparición del mujo en el litoral del Valle, lo cual constituye, por desgracia, un bioindicador del grado de deterioro del ecosistema marino. Los pescadores de Candelaria y el Puertito de Güímar conocen directamente y han sufrido la incidencia histórica de este problema sobre su actividad profesional. Los efluentes de las plantas de producción de asfalto, entre otras industrias muy contaminantes, han superado con frecuencia los límites máximos permitidos de inmisión de gases y partículas a la atmósfera; una de ellas, por su cercanía al cono de Montaña Grande, afecta de manera particular a la Reserva Natural Especial.
Planteando este asunto de manera más positiva: ¿qué planes ha desarrollado el Polígono en materia medioambiental?; ¿con qué sistema organizado cuentan para la gestión de los residuos industriales?; siguiendo las directrices de política industrial de la Unión Europea: ¿qué tipo de buenas prácticas empresariales han aplicado o tienen previsto aplicar?; ¿han propuesto a las empresas implantadas algún tipo de auditoría medioambiental, siquiera sea con carácter voluntario?; ¿qué sistemas de Gestión Ambiental, de los que recoge la legislación vigente, aplican?; ¿han instituido algún premio o reconocimiento a las empresas radicadas en el Polígono más respetuosas con el medio ambiente, para incentivar de ese modo las conductas positivas?
Y en cuanto al Ayuntamiento de Güímar: ¿a cuántas empresas les ha negado la Licencia por no cumplir la normativa ambiental, y provocar afecciones que padece la ciudadanía, en El Socorro y en otros lugares del municipio?; ¿cuántas denuncias ante la administración ambiental superior ha promovido y tramitado?; ¿qué seguimiento ha efectuado de las mismas?
Cuando se cumplan estas y otras premisas, las entidades e instituciones implicadas dispondrán alguna autoridad moral para pretender convencer a la opinión pública de que, en el futuro, todo será diferente. Mientras tanto, referirse a "industrias blandas y no contaminantes", no deja de ser una broma de mal gusto.
9. Como consecuencia de todas las razones expuestas en este informe: ¿qué habría que hacer a partir de ahora?. ¿Algunas ideas del proyecto realizado por el Ayuntamiento pueden ser útiles?
En efecto, tal como hemos intentado exponer, con argumentos razonados y no con propaganda, lo mejor que podría ocurrir es que se retirara el proyecto iniciado. Eso no tiene que suponer una derrota de nadie sino, como alguien señaló, un triunfo de la sensatez y de la ciudadanía en su conjunto.
Descartada por completo la urbanización de cualquier sector de la zona A.S.E., proponemos que el Ayuntamiento de Güímar vuelva a los términos de la declaración del 4 de diciembre de 1992, impulsada y apoyada por la comunidad local, de "mantener el Camino de El Socorro en su estado y trazado actual, convirtiéndose en límite entre el Malpaís y el Polígono Industrial"; unos principios de partida que, lamentablemente, se han abandonado durante algún tiempo. A partir de ahí, el Ayuntamiento debería promover formalmente ante el Parlamento de Canarias, con todo el respaldo de la ciudadanía y de la comunidad científica, la ampliación de la actual Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar sobre toda la zona declarada como Área de Sensibilidad Ecológica. También se deduce de lo expuesto anteriormente que el Ayuntamiento de Güímar y las demás corporaciones locales del Valle, deberían implantar una política activa y vigilante para hacer cumplir en el Polígono la abundante normativa ambiental vigente.
Bajo estas premisas, algunas ideas puntuales contenidas en el proyecto municipal sí pueden resultar de interés. Por ejemplo, la adaptación del tratamiento volumétrico y de fachada de las empresas que se sitúen en el límite norte del Camino del Socorro (ya que en el sur no debería existir ninguna), o el diseño de un pasillo de vegetación natural que amortigüe su impacto en la banda septentrional del Camino.
En cualquier caso, los proyectos que se puedan presentar al respecto deberían ser convenientemente difundidos y sometidos al contraste y la discusión colectiva. Pues es preciso incentivar más y mejor la participación ciudadana en todos los asuntos que conciernen a la gestión del territorio y el medio ambiente, yendo más allá de los estrechos cauces que obliga la legislación actual.
10. Por último, estas y otras cuestiones relacionadas con el problema, ¿se han podido discutir de forma abierta y democrática por la ciudadanía de Güímar?
Hasta ahora, el debate público sobre este importante asunto ha brillado por su ausencia. La puesta en marcha y los primeros pasos de este proyecto se han desarrollado con escasa transparencia, empezando por aprobarse en un pleno veraniego, sin que ni siquiera figurase explícitamente en el orden del día. Ha sido el compromiso, voluntario y constante, de las asociaciones ciudadanas de Güímar y la Comarca Sureste, junto a la meritoria labor de algunos medios de comunicación locales e insulares, los que han ido suministrando información a la opinión pública, ayudando a la construcción social de un problema que ya es percibido como tal por buena parte de la ciudadanía.
Existe una interpretación restrictiva de la democracia, que consiste en afirmar que los políticos han sido elegidos por los ciudadanos para gobernar durante cuatro años, periodo durante el cual disfrutan de una especie de "legitimidad" para plantear cualquier tipo de medidas. Aún ciñéndonos a esta versión tan perversa, habría que señalar que ninguno de los partidos políticos que se presentaron a las elecciones en Güímar llevaba en su programa la propuesta de ampliar el Polígono Industrial más allá de los límites del Camino del Socorro. Por el contrario, el programa de algunos partidos, entre ellos los que forman el Grupo de Gobierno, señalaba expresamente la conveniencia de gestionar adecuadamente los espacios naturales protegidos, entre los cuales se destacaba el Malpaís de Güímar; para éste únicamente se hablaba de impulsar la construcción del tan necesario Centro de Interpretación, que canalice las actividades de educación ambiental y disfrute de la naturaleza en dicho ámbito.
Más allá de estas cuestiones elementales, consideramos que hay que tomarse la democracia más en serio, ejerciéndola diariamente y no limitarla a acudir periódicamente a las urnas. No se puede reducir la cuestión de la democracia exclusivamente al ámbito de las instituciones tradicionales de debate (Parlamento, Ayuntamientos...). Pues, como plantea el Catedrático de Economía de los Recursos Naturales, Federico Aguilera Klink, "en esos ámbitos lo que cuenta no es tanto un debate argumentado y razonado, es decir la calidad democrática del debate, sino la capacidad de contar con una mayoría para tomar decisiones. Obviamente, la mayoría legitima la toma de decisiones, pero esto es sólo una parte necesaria para el funcionamiento democrático, que se completa con la condición de que las propuestas sean compatibles con los valores democráticos, algo que habitualmente no se cumple. Es más, con demasiada frecuencia asistimos impotentes a acuerdos entre diferentes partidos políticos para evitar el debate sobre cuestiones que son muy relevantes desde el punto de vista de la democracia pero que los partidos prefieren evitar para no profundizar en ellas por miedo a un mayor desprestigio, burlando las reglas de la propia democracia y, en consecuencia, vaciando de contenido a la propia democracia".
Por eso, siguiendo las reflexiones de este autor, "cada vez es más notoria la necesidad de crear ámbitos institucionalizados de debate que permitan dotar de contenido a la democracia. Estos ámbitos requerirían que los políticos estuviesen obligados a participar en los debates con argumentos y razonamientos que pudiesen ser cuestionados o de los que se pudiese discrepar, de manera que se llegase a una comprensión de los problemas en cuestión a través de la expresión de las diferentes perspectivas y razonamientos, incluyendo la consideración de la compatibilidad de los valores democráticos y no sólo la capacidad de contar con la mayoría. Es más, debería ser la propia administración la que dotase con fondos a estos ámbitos institucionalizados de debate para hacerlos operativos y para conseguir que los propios ciudadanos interesados en dar a conocer sus razonamientos pudieran hacerlo o pudiesen contar con expertos, en el caso de que los hubiera para las cuestiones a debatir".
Autores
Este Informe ha sido elaborado durante los meses de enero y febrero de 2001. Su redacción original corrió a cargo de la Asociación Cultural del Sureste de Tenerife. Sus contenidos han sido enriquecidos y asumidos íntegramente por la Plataforma Ciudadana en Defensa del Malpaís de Güímar y el Camino del Socorro.
Algunas fuentes consultadas para su elaboración fueron las siguientes:
- Aguilera Klink, Federico: "Economía y problemas ambientales: la necesidad de repensar la Ciencia, la Cultura y la Democracia". Seminario organizado por el Instituto Tecnológico de Canarias, noviembre de 2000.
- Corral Quintana, Serafín y González Hernández, José Miguel; dirigidos por Aguilera Klink, Federico. Análisis de la incidencia e interacción de la zona de Malpaís, Camino del Socorro y polígono Industrial de Güímar. Departamento de Economía Aplicada, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de La Laguna. 1997.
- Daiten: Documentación de las Áreas Industriales de la Isla de Tenerife. Área de Desarrollo Económico, Industria y Comercio del Cabildo de Tenerife / Departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna. Enero, 2001.
- La Roche Brier, Francisco: Estudio sobre la composición, distribución y relaciones tróficas de la entomofauna ligada a la banda arenosa del Malpaís de Güímar, con especial referencia a los himenópteros. Estimación de su importancia para la conservación del Parque Natural. 1995.
- Ley 12/1987, de 19 de junio de Espacios Naturales de Canarias. Boletín Oficial de Canarias nº 85, 1987.
- Ley 12/1994, de 19 de diciembre de Espacios Naturales de Canarias. Boletín Oficial de Canarias, nº 157, 1994.
- Plan Insular de Ordenación del Territorio de Tenerife. Documento para su aprobación definitiva. Cabildo Insular de Tenerife, 2000.
- Santos Gómez, Antonio "El caso del Malpaís de Güímar". La Gaceta de Canarias, domingo 17 de octubre de 1999.
- Varios Autores: Naturaleza, Historia y Tradición en El Socorro de Güímar. Asociación Cultural Patrimonio de Güímar / Editorial Benchomo, 1993.
- Varios Autores: Guía de los Recursos Patrimoniales del Sureste de Tenerife. Asociación Cultural del Sureste de Tenerife, 1996.