Aspectos, Costumbres y Modos de Vida Tradicionales, relacionados con el desarrollo de la Fiesta.
Javier Eloy Campos Torres. Asociación Cultural Patrimonio de Güímar. 1993. (extractos, con autorización del autor)
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INTRODUCCIÓN
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EL PAISAJE, EL MEDIO NATURAL: El Camino de El Socorro
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REFLEXION
Extraído del libro Naturaleza, Historia y Tradición en El Socorro de Güímar. Asociación Cultural Patrimonio de Güímar. Editorial Benchomo, 1993.
INTRODUCCIÓN
"Bajé con Ella y subí con Ella y anduve por donde anduvo Ella...”
Blasina Leandro Pérez
En la fiesta de El Socorro de Güímar encontramos, junto a un hecho religioso de indudable importancia y determinante del carácter de la celebración, una serie de aspectos y costumbres tradicionales capaces de dotarla de una atmósfera especial. Estas características, que cada año recrean un ambiente singular, han sufrido una evolución durante el largo periodo de gestación de la fiesta. Hasta hace aproximadamente un siglo la celebración fue teniendo una serie de cambios importantes (sucesivos cambios de fecha, traslado de lugar permanente de la imagen, incorporación de elementos importantes como La Ceremonia, etc.). En este proceso de depuración desaparecieron algunos elementos pero otros se fueron fijando, son los que hoy consideramos definitorios y consustanciales a la fiesta.
Para el análisis de la fiesta estudiaremos las características exteriores, los elementos que podemos llamar formales, sin olvidar que están motivados por unos contenidos internos conceptuales.
A pesar de los cambios operados ,el motivo por el que se realizaba la celebración, (veneración de la imagen y conmemoración de su aparición), ha permanecido inalterado. Podemos decir que la fiesta ha ido variando hasta tomar su aspecto definitivo pero el concepto y significado de la misma se ha mantenido sirviendo de eje en los diferentes periodos.
Para comprender mejor la importancia del concepto de la fiesta podemos comparar El Socorro con otras celebraciones, como por ejemplo las "romerías" potenciadas por el desarrollo turístico de los años 50 y 60, en las que el primitivo concepto, el motivo por el que la fiesta se celebra (invocación de laprotecci;n de un santo, acción de gracias por un favor recibido, conmemoración de un suceso notable para la colectividad, etc) ha sido sustancialmente modificado. En el caso de estas romerías el motivo actual puede ser la muestra y potenciación de los aspectos que se consideran tradicionales dirigidos probablemente a un público foráneo. En ellas es muy importante conservar una determinada imagen que se cuida hasta en los menores detalles (puede existir la prohibición de usar relojes de pulsera, calzado deportivo, etc.), sin percatarse que el sentido original de la fiesta tradicional que se quiere reproducir ha sido profundamente modificado.
Los aspectos tradicionales de El Socorro son profundos y pueden pasar desapercibidos para un observador superficial. Los participantes en la fiesta del Socorro no tienen que "vestirse de mago". No es necesario adoptar ningún papel pues el sentido de la fiesta se conserva y mantiene su vigencia en el presente. Los actuales protagonistas participan de una forma similar a como lo hacían sus abuelos, por eso no es necesario intentar disfrazarse como aquellos para evocar una determinada atmósfera tradicional.
Es posible que ese carácter “auténtico”, si se nos permite la expresión, sea el responsable del gran atractivo de El Socorro para los güimareros y para toda la Comarca del Valle de Güímar. En los momentos en que se escriben estas líneas la fiesta de El Socorro puede considerarse una de las pocas ocasiones en las que los habitantes del municipio manifiestan su identidad de güimareros, con orgullo tal, que a un visitante le puede parecer cercano al fanatismo. Paradójicamente en circunstancias normales, fuera del tiempo de la fiesta, es constatable una falta de interés por los asuntos relativos al pueblo y una pérdida de las señas de identidad comunes. Se suelen citar como causas de esta apatía e incluso rechazo del propio pueblo la paulatina pérdida de importancia del municipio dentro de la Comarca y el aumento de los problemas de convivencia ciudadana.
Con el tiempo la fiesta se ha ido convirtiendo en el símbolo más representativo de la comunidad, cada uno de sus elementos, la música, el paisaje, la Imagen de la Virgen, son en la actualidad las señas de identidad aceptadas unánimemente por el pueblo.
No sólo el concepto es peculiar y determinante en El Socorro, formalmente encontramos singularidades que se ponen en evidencia cuando la comparamos con una fiesta que participa de los mismos orígenes religiosos y se desarrolla en el mismo marco geográfico. Nos referimos a Candelaria, una celebracion similar basada en el mismo hecho histórico-religioso, la conmemoración de la aparición de la Virgen de Candelaria. Ambas se originaron en los primeros momentos de la colonización como pegrinaciones hacia los santuarios marianos en la costa del Valle de Güímar. Es decir, las dos se apoyan básicamente en el mismo concepto. Al analizarlas lo primero que nos llama la atención es que en sitios tan cercanos se lleven a cabo dos fiestas, que podemos llamar paralelas, y cuyo motivo central es en definitiva el mismo. Probablemente la única razón de peso para que exista una celebración a la Virgen de Candelaria a escasos kilómetros del santuario principal es que esta fiesta tiene lugar en el escenario original de la aparición. Esa es la principal singularidad de El Socorro y su fiesta frente a Candelaria, la de conmemorar unos hechos en el lugar donde acontecieron. Singularidad que probablemente movió a los güimareros a la fundación de la Ermita del Socorro diferenciada de la cercana Cueva de San Blas. La dualidad que se generó entonces dio lugar en ocasiones a malos entendidos e incluso litigios entre los párrocos de San Pedro y los responsables del culto a la Virgen de Candelaria. Las causas de las desavenencias fueron diversas (se especificarán más adelante), pero en general, desde Candelaria se elevaronquejas acerca de los reiterados intentos de los de Güímar por atraerse a los devotos del Real Santuario. En un plano más popular, podemos constatar que, aún hoy en día, cuando preguntamos a distintos grupos de población de Güímar su opinión sobre el origen de ambas Vírgenes, no suelen darnos una explicación coherente. Generalmente se muestran confundidos y procuran no buscar argumentos que atestigüen la autenticidad de una pues los mismos pueden ir en detrimento de la otra (ambas son muy veneradas).
También hay excepciones, como es el caso de doña Blasina Leandro Pérez, de 86 años, vecina del barrio de San Juan y una de nuestras informantes más valiosas, porque como ella misma nos ha comentado, está bajando a El Socorro desde la edad de 4 años, época en que la llevaba su abuela. Blasina, aunque no dispone de datos históricos, resuelve el problema de la existencia de dos imágenes de una forma bastante airosa. Nos lo explica así:
“...decían siempre que la Virgen de Candelaria apareció y se la llevaron los candelarieros, ¿sabes?, y después hicieron y pusieron a la Virgen del Socorro, para tener también a la Virgen del Socorro allí, pero la Virgen es la misma...”
De un origen común las dos fiestas han seguido procesos diferentes, de ahí sus profundas diferencias formales. Algunas veces los cambios de una de ellas han repercutido sobre la otra. La pérdida de la imagen original de La Candelaria durante el aluvión de 1826 influyó en El Socorro decisivamente. A raiz de este hecho la fiesta sufrió algunas de las modificaciones más importantes en su desarrollo y aspecto actual. Artífice de las mejoras y verdadero promotor de la fiesta fue el Dr. D. Agustín Díaz Núñez. El consiguió operar el cambio definitivo, salvo situaciones excepcionales, en la fecha de la celebración. Aprovechó para ello el decaimiento de la fiesta de la Natividad de la Virgen, una de las cuatro antiguas fiestas antiguas del santuario de Candelaria, y el incendio de la Ermita de las Mercedes de Abona, ambas celebradas el 8 de Septiembre. Al situar la fiesta en fecha tan favorable se consiguió un periodo de apogeo, durante el cual se atrajo a El Socorro muchos de los romeros que acostumbraban ir a Candelaria o a Las Mercedes de Abona. Podemos decir que el Dr. D.Agustín Díaz Núñez terminó de dar forma definitiva y auge a la fiesta. Esa labor tuvo sus detractores en los párrocos y mayordomos de Candelaria que en más de una ocasión alegaron ante la autoridad eclesistica que los güimareros querían atraerse a los devotos de su imagen. El propio cambio de fecha fue un motivo para ello. Otro de estos episodios tuvo lugar cuando se decidió imprimir unas estampas alusivas a la Virgen del Socorro, se recogía en ellas el momento de producirse el milagro que danombre a la advocación, para ello se reprodujo la perdida imagen aparecida a los guanches, sostenida por el mencey de Güímar ysus sigoñes.
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Lo que más nos llama la atención en todo el litigio suscitado es que la causa del mismo fuera que aparecieron guanches en las estampas. Tanto el cura de Candelaria como el de Güímar debían intuir que una parte de la popularidad de las imágenes de sus respectivas iglesias procedía de su relación con los antiguos habitantes de la isla, figuras atractivas a los ojos del pueblo que veía en ellos a unos antepasados ciertos o míticos. En la actualidad la relación de ambas Vírgenes con el pueblo aborigen se continúa con la existencia de las Cofradías de los Guanches.
La pervivencia del paisaje, hasta hace relativamente poco tiempo en El Socorro, ha permitido que la presencia de los guanches (es decir, de integrantes de la Cofradía de los Guanches) no resulte demasiado anacrónica durante la fiesta. Algo que en Candelaria resuta quizá forzado debido a la fuerte urbanización del espacio. La causa de esta modificación del paisaje y en general la causa de la evolución de la fiesta de Candelaria es, probablemente, su carácter insular y oficial, un condicionante que le ha ido confiriendo un aspecto más urbano, más civilizado que el que presenta la fiesta de El Socorro. En El Socorro, por el contrario, los aspectos oficiales han influido muy poco en la fiesta. Desde los primeros momentos ésta fue llevada a cabo de una forma popular casi espontánea. Aún hoy en día la intervención oficial, por ejemplo del Ayuntamiento, es mínima.
Los aspectos tradicionales de El Socorro se conservan o se han conservado vivos hasta estos momentos porque no son arbitrarios, cumplen un papel importante en la fiesta. A veces la razón determinante está relacionada con el programa religioso que se ha de seguir, en otras ocasiones surgen para dar vistosidad pero algunas de las costumbres ms interesantes son más prosaicas y aparecieron para satisfacer las necesidades que plantea una fiesta alejada del núcleo de población y en un medio ambiente ciertamente difícil, muy ventoso, extremadamente seco, etc. Como todas estas características no se encuentran en estado puro hemos realizado una clasificación de las tradiciones atendiendo a sus elementos primordiales. El resultado es un análisis, que pretendemos sistemático, pero que puede no dar una idea clara de la fiesta a quien no la conozca, pues en él ésta aparece diseccionada en partes sin formar un todo. La posible desconexión entre los diferentes aspectos se supera con la lectura del capítulo “Ritual y Simbolismo en la Fiesta de El Socorro” de Pilar Fariña Rodríguez, en este mismo volumen. Los contenidos que pasaremos a exponer quedan articulados en seis grupos:
El agua.
El paisaje. El medio natural.
El elemento vegetal.
La organización de la fiesta.
El teatro. Los rituales.
La música.
EL PAISAJE. EL MEDIO NATURAL
En una fiesta que, como argumentábamos en la introducción, se desarrolla en el escenario natural donde ocurrieron los hechos que conmemora, los sucesivos paisajes que la arropan son fundamentales. Pasemos a estudiarlos siguiendo la cronologia y trayectoria que se sigue durante la fiesta. Comenzaremos por tanto por el Camino del Socorro, marco del primer y más multitudinario acto, la Bajada.
El Camino del Socorro
El pueblo de Güímar se desarrolló en un primer momento en la zona alta, en el barrio de San Juan o Güímar de Arriba. Posteriormente comenzó a formarse el núcleo de población principál alrededor de la Iglesia de San Pedro, ya en la zona baja, llamada de antiguo El Tanque. De este núcleo primero partieron dos prolongaciones. Una con una urbanización de caracteristicas populares que se dirige a la cumbre, formando la calle de San Pedro Arriba, terminada en la Capilla del mismo nombre. La otra prolongación se dirige a la costa. Se trata de la calle de San Pedro Abajo que termina en su Capilla homónima y presenta una urbanización más estudiada que la anterior. Resumiendo podemos decir que Güímar, aparte de los barrios periféricos, está articulado formando un eje que va de Este a Oeste en cuyo centro encontramos el núcleo original, San Pedro, que se prolonga hacia la cumbre formando el barrio de San Pedro Arriba, y hacia la costa el de San Pedro Abajo.
Esa forma dual del pueblo que se ha mantenido hasta nuestros dias, nos habla de los espacios de donde éste extraía sus recursos. El pueblo fue creciendo siguiendo los dos caminos que, tras agotar las medianías, conducían a las zonas de abastecimiento de materias primas naturales. No existen dudas de la utilidad del camino que conduce a la cumbre, más problemático resulta el que conduce a la costa. No podemos considerar El Puertito como meta de esa ruta pues, aunque posee alguna construcción de una cierta antigüedad, es un poblamiento de consolidación relativamente reciente. Si observamos el viario nos damos cuenta que las calles que conducen al Puertito son sucesivas desviaciones de un camino principal, que por otro lado, presenta un nivel de construcción antiguo más denso. Deducimos por tanto, que la meta que seguía la mitad de abajo del pueblo en su crecimiento era El Socorro.
En cuanto a utilidades prácticas El Socorro es bastante limitado. Nunca se consolidó como núcleo pesquero y su aprovechamiento agricola data de nuestro siglo. Realmente los recursos que proporcionaba El Socorro estaban relacionados con prácticas heredadas de los aborígenes como el marisqueo, la pesca de bajura y el pastoreo de rebaños durante el invierno. Prácticas realizadas por los grupos sociales económicamente más débiles, en su búsqueda de aportes complementarios a una dieta deficitaria.
“Yo llevo transitando El Socorro desde que tenía 5 años, que mi abuela me llevaba, así al cuadril, para ver la caza de las morenas, por la cruz para abajo. La caza de las morenas es cuando se ajuntan entre el callado y les ponen la carnada y después vienen todas las morenas para llevarlas, así unas pintadas y otras sin pintar... “
Testimonio de Blasina Leandro Pérez, 85 años, Vecina del Barrio de San Juan.
Este escaso aprovechamiento condicionado por las difíciles condiciones climáticas, nos hacen pensar que el interés de los primeros habitantes de Güímar por El Socorro, tan decisivo que determinó la forma urbana del pueblo, debía ser otro que el puramente material. Pensamos que dicho interés es en gran parte explicable por el hecho religioso, por la aparición de la Virgen, consolidado luego con las periódicas peregrinaciones origen de la fiesta actual. Interés que vemos reflejado aún hoy en dia, pues aunque las condiciones climáticas siguen siendo críticas, y los servicios urbanos de todo tipo, insuficientes, muchos güimareros han decidido establecer su segunda o incluso habitual residencia en El Socorro, aunque para ello deban infringir las más elementales normas urbanas.
En el Libro de Fábrica de la Cofradía del Socorro encontramos la primera mención del arreglo del camino en el año 1847. "...Por una peseta un peón de limpiar el camino y la inmediación de la Hermita... ".
Siguiendo a Octavio Rodríguez Delgado (en su Notas para el Expediente de Declaración del Camino del Socorro como Sitio Histórico, tituladas: "La Romería y el Camino del Socorro Memoria Histórica”), podemos considerar que el camino utilizado tanto en las antiguas peregrinaciones como en la Actual Bajada, parte de la Plaza de San Pedro y recorre las calles de San Pedro Abajo y el Calvario para dirigirse hacia El Socorro, aunque se le conoce propiamente por Camino del Socorro cuando abandona las últimas casas del núcleo de población y comienza a discurrir por entre las huertas de las afueras del pueblo. Nosotros consideramos que la Bajada tiene un trayecto previo, el que realizan los vecinos del pueblo de Arafo que se ponen en marcha, en grupos organizados o individualmente, con la antelación suficiente para llegar a la Plaza de San Pedro a tiempo de ver la salida de la Virgen en el Atrio de la Iglesia de San Pedro. Ese momento, que algunos han esperado durante toda la noche, anunciado por los repiques tradicionales y precedido de una función religiosa, es el punto de arranque de una fiesta que ha de durar las siguientes 36 horas. Hace unos años la Bajada daba comienzo a una hora más temprana. Muchos de nuestros informantes lo recuerdan y echan de menos el ambiente que se vivía, cuando la Virgen salía, entre las penumbras de la madrugada. “A mi lo que me gustaría es que hicieran la salida de la Virgen a la hora en que salia antes, porque era muy bonito. Cuando llegaba a la Asomada estaba el sol rayando, eso era una preciosidad ". Así lo recuerda doña Servanda Rosa Reverón.
El Atrio y Plaza de San Pedro pueden considerarse como el centro simbólico de Güímar. Allí se alzaban las casas de las familias más ilustres del pueblo y la primera Casa Parroquial. Por desgracia muchas de ellas no existen en la actualidad.
El grabado de J.J. Williams, que aparece reproducido en la Primera Estancia en Tenerife de Sabino Berthelot, es la primera representación gráfica de la Plaza de San Pedro. En él ya se puede apreciar su carácter de espacio-camino. Realmente la plaza es el punto final, la prolongación magnificada de la Calle de San Pedro Abajo. El ajardinamiento primero, a finales del siglo XIX, con plátanos, y los ajardinamientos posteriores con laureles de indias, respetaron esa concepción convirtiendo la plaza en una rambla peatonal rodeada por una vía rodada que la circunvala. Aquella característica se aprovechaba en las celebraciones cívicas, sociales y religiosas (paseos, conciertos, entierros, procesiones, etc). Para el trayecto de algunas procesiones, en especial la de El Socorro, se utilizaba la rambla central, mientras que en otras se circunvalaba por la vía rodada. Hasta los años 60 se mantuvo esa disposición. La remodelación que sufrió la plaza en aquel momento la convirtió en un espacio cerrado, impidiendo que funcionara nuevamente como rambla. Desde entonces la Virgen del Socorro no utiliza la Plaza de San Pedro como trayecto procesional, baja por la calle de la derecha y sube por la de la izquierda. La excepción fue el año 1987, pues para la coomemoración del 150 aniversario del último cambio de fecha de la fiesta, se colocó un pabellón en el centro de la plaza bajo el cual pasó el trono de la Virgen. Tras pasar por la plaza la comitiva transcurre por la calle de San Pedro Abajo.
La calle de San Pedro Abajo fue el lugar donde fijaron su residencia algunas de las más pudientes familias güimareras, en contraposición con San Pedro Arriba, más popular. Como ya hemos comentado en este mismo apartado, su urbanización está estudiada, su trazado es recto y antecede a la plaza. Aún se conservan algunas hermosas fachadas que dan a la calle y casonas rodeadas de jardines en sus proximidades. Recordemos la enorme ceiba que crece en el jardín de la antigua casa del poeta local don Arístides Hernández Mora.
Un hito importante lo constituyen la plaza y Capillas de San Pedro Abajo. La Capilla más antigua fue edificada por acuerdo tomado entre los vecinos a fines del siglo XVIII. Muy similar a la de San Pedro Arriba, aunque mayor que ella, presenta una hermosa puerta trabajada a base de balaustres de madera, que ocupa casi toda la fachada. Nos recuerda a las capillas abiertas o capillas posas sudamericanas, cuya gran puerta abierta permitia una masiva afluencia de asistentes quienes, desde el exterior, podían presenciar los Oficios Divinos. Se solucionaba así el problema de evangelizar a un gran colectivo sin necesidad de una gran edificación. Probablemente la tipología que presenta esta capilla güimarera responda a una problemática similar. Una vez cada dos años, cuando las fiestas patronales caen en año impar, le toca a este barrio organizar la celebración.
En los años 60 de este siglo, los vecinos consideraron que la pequeña planta cuadrada de la vieja Capilla era insuficiente. De esa fecha data la nueva. Ésta dispone de un espacio relativamente amplio donde hay sitio para un pequeño presbiterio, separado mediante gradas del resto del templo, coro alto, sacristia y servicios anejos. También dispone de campanario. Su estilo es heredero del arte neocanario de la posguerra.
La plaza, antes de tierra y con laureles de indias, también fue remodelada. Presenta un estilo acorde con la Capilla nueva y está ajardinada con flamboyanes y jacarandás.
En algunas ocasiones la Capilla vieja está abierta y adornada para el paso de la Virgen del Socorro. Cuando esto sucede los cargadores ejecutan un giro de forma que el trono queda enfrentado a la puerta de la Capilla y, tras unos segundos, hacen tres reverencias a la imagen que allí se venera, actualmente se conserva en ella una imagen en escayola seriada de Nuestra Señora de la Piedad. Esto lo hemos visto en la Subida, que es más pausada y ceremonial, el carácter de traslado rápido de la Bajada no se presta para estas cortesías.
A medida que nos alejamos de la Plaza de San Pedro las construcciones son más populares. Esto es evidente en el barrio de Los Majuelos y El Calvario, donde se alza una sencilla pero agradable capilla a la Santa Cruz. Su pequeña planta está cubierta por una bóveda de medio cañón y rodeada por una tapia que encierra un mínimo jardin. En la fachada un frontón clásico adornado con copas y rematado por la Cruz. También ante esta Capilla hemos presenciado la reverencia.
Dejada atrás la Capilla del Calvario sólo nos separa un pequeño tramo de "Las Tanquillas", nudo donde se encuentran numerosas conducciones de agua de riego para las tierras de medianía baja, lo que se denomina en Güímar "La Costa". Allí puede darse por terminada la vía urbana, de hecho es el lugar donde oficialmente comienza el Camino del Socorro, así lo atestigua la placa colocada por el Ayuntamiento. La densidad de personas que ocupaban toda la calle de San Pedro Abajo se aclara porque muchos grupos, entre ellos las parrandas, se adelantan para ir a su aire.
Mientras la Bajada discurre por la zona urbana se organiza en forma de procesión tradicional. El cambio de paisaje, en La Asomada, desde donde se divisa parte del Camino por recorrer, genera también un cambio en la marcha que se hace más informal. Hace unos años, cuando la Bajada comenzaba más temprano que en la actualidad, el hito de La Asomada se remarcaba, porque los primeros rayos del Sol comenzaban a aparecer en esos momentos.
Se recorre una zona de medianías bajas transformada en un período bastante remoto por lo que presenta el aspecto de la explotación agrícola tradicional, abancalada a base de sucesivas terrazas protegidas por paredes de piedra seca y conteniendo la tierra de cultivo con una gran componente pumítica, "zahorra". Los cultivos tradicionales, parras y cultivos temporales papas, batateras, millo, etc, están siendo sustituidos por cultivos tropicales: aguacateros, papayeras, mangos, etc. Este paisaje que se presentaba exclusivamente agrfcola hace pocos años está transformándose. A los lados del Camino y cercanos a él aparecen numerosos chalés y casas de campo grandes, pensamos que, además del estupendo clima, contribuye al atractivo residencial, la cercanía de la ruta de la Bajada. Los propietarios de las explotaciones agrícolas que dan al Camino, y aún si están retiradas, esperan el paso de la Virgen para saludarla con fuegos artificiales. Por el rastro de los voladores en el cielo, los que se hallan alejados del núcleo de la Bajada saben por donde va la Virgen y pueden ir calculando el tiempo que falta para llegar a El Socorro.
Domina todo el recorrido el cono de la Montaña Grande hacia el que nos dirigimos y que representa una seña de identidad más de la fiesta. Cerca del volcán encontramos un hito que, aunque reciente, es importante en el Camino, el puente que cruza por encima de la Autopista del Sur y que marca la frontera entre el camino humanizado y el que se encuentra en estado más natural. El paisaje vuelve a determinar la marcha de la Virgen, en ese momento avanza a un ritmo ligero que no parará hasta llegar al Caserío.
Llegados a este punto parte de la gente más joven comienza el ascenso de la Montaña Grande. Es algo que se viene realizando desde hace poco más de veinte años y representa una alternativa a acompañar a la Virgen. Para los que empezaron esta práctica el carácter tradicional de la Bajada estaba emparejado con un sentido religioso propio de personas de más edad, que ellos no compartían. Corrían los años 60 y hasta Güímar llegaban los aires progresistas. No obstante su carácter religioso, la fiesta seguía teniendo mucho atractivo por lo que se buscó otro polo de atracción: la Montaña Grande. Después de subir la montaña la bajada es en carrera libre por lo que se produce una fuerte erosión en los frágiles materiales. Al principio, cuando subían unas decenas de personas las marcas dejadas eran fácilmente borradas por la acción del viento y en el transcurso de un año desapareclan. De hecho recordamos que para evaluar la cantidad de gente que podia haber subido observábamos en qué mes se borraban las huellas dejadas, si desaparecian antes de noviembre habían sido pocos, si duraban hasta después de Navidad, muchos. Hoy pueden subir varios miles de personas por lo que las huellas permanecen indelebles de un año hasta el siguiente en que una nueva bajada masiva aumentará su profundidad.
Mientras tanto, abajo el Camino comienza a rodear el cono de la Montaña Grande, pues ésta es el primer obstáculo que lo hace desviar de una línea casi recta desde la Iglesia de San Pedro. A lado derecho del Camino encontramos un medio poco alterado, es el Malpaís de Güímar, parte del cual está declarado Paraje Natural. Se conservan algunos tramos de empedrado, una obra de la posguerra donde se utilizó como mano de obra personas que cumplían condena, según nos informó uno de los propios empedradores.
Quizá es en esta etapa donde el paisaje tiene más trascendencia y se convierte en un componente fundamental de la celebración. El caminar cerca de la Virgen por un paisaje similar al de su aparición, reproduciendo las mismas acciones que las generaciones de güimareros anteriores es capaz de inducir un clima colectivo muy intenso. Todos los elementos son imprescindibles para recrear esa sensación cada año, las tabaibas, el Camino parcialmente empedrado, las viejas fincas de tomateros y hasta aspectos desagradables como "el vientito del Socorro".
El reencuentro anual con el paisaje coincidiendo con la Bajada, es decir en circunstancias gratificantes, ha hecho que cada uno de sus componentes adquiera a través del tiempo un valor subjetivo y un significado simbólico. Algunos elementos, como la flora, juegan un papel muy importante como identificadores del lugar. Las tabaibas, por ejemplo, aunque comunes a toda la costa Sur, tienen un papel protagonista en El Socorro que transciende del sentir popular. Incluso los artistas que han interpretado el tema de La Candelaria o El Socorro usan de ellas para situarnos. Derivadas, quizá, de su transcendencia en el paisaje gozan también de otras connotaciones..
El aspecto que presenta ese trozo de terreno la mañana del día 7 de septiembre no sólo sirve para darle un marco a la fiesta, de él dependerán los pronósticos del tiempo para el próximo año. Son las "cabañuelas" realizadas por la gente del campo y muy especialmente por los del Norte que para tal propósito ese día atraviesan la cumbre.
Domingo Martinez de la Peña en su libro Historia de Arico nos presenta un panorama a principios del siglo XIX, en el que podemos apreciar la importancia de las peregrinaciones de la gente del Norte hacia los tres santuarios marianos del Sureste de Tenerife, Candelaria, El Socorro y Abona:
"Al producirse la desaparición de la primera, en el año 1826, junto a la supresión del convento y el gran despojo sufrido en el santuano, los responsables del culto de las otras dos imágenes entraron en abierta rivalidad por atraer las famosas romerías candelarias. Esto dio lugar a un ruidoso pleito interparroquial, que no trataré aquí, coincidente con el incendio de la ermita de las Mercedes, en el año 1835, del que se apunta la posibilidad de no haber sido fortuito... “
Sea como fuere, el hecho es que El Socorro acaparó la deseada atención del Norte de la isla, durante un período importante del pasado siglo, hasta que Candelaria recuperó de nuevo su importancia. La consolidación de los diferentes pronósticos, las cabañuelas, puede datar de esa época. Hoy en día podemos decir que sólo aparecen de una forma testimonial, se reducen a observar si la Montaña Grande se presenta verde por su vertiente Norte o Sur, ello significará un año beneficioso para la comarca correspondiente. Era importante averiguar que dirección tenía el viento para lo que se tomaba un puño de arena, de la que abunda cerca de la montaña, y se dejaba caer lentamente mientras se abría la mano. También se suele decir que los del Norte se marchan de El Socorro contentos si el dia ha estado ventoso, porque es un augurio de año afortunado. De los otros pronósticos se recuerdan las características exteriores pero desconocemos el mecanismo por el que se interpretaban los augurios. Una constante era la dicotomía entre el Norte y el Sur, el beneficio para una zona implicaba el perjuicio para la otra.
“Los más viejos hacen cábalas sobre el porvenir agrícola del año venidero. La gente vieja supone que el viento, o el tiempo apacible, de cada 7 de septiembre en El Socorro, ha de tener influencia decisiva en los cultivos de la isla"".
Hace aproximadamente veinte años comenzó la planificación del Polígono Industrial "Valle de Güímar", proceso que ha afectado gravemente al Camino del Socorro. Sólo destacaremos aquellos aspectos que interfieren directamente con las costumbres de la fiesta.
Cerca ya del Socorro llaman la atención grupos familiares que, alrededor de un todo-terreno agrícola, reparten vino y comida a los participantes en la Bajada, se trata de los antiguos propietarios de fincas o pequeñas construcciones, hoy derruidas por el Polígono Industrial, que convidaban a los romeros y que conservan esa costumbre a pesar de que hayan pasado muchos años desde que fueron expropiados. Ellos localizan en el desmonte el que pudo haber sido su solar y lo utilizan como si nuevamente fuera su finca o su casa. Naturalmente saludan el paso de la Virgen con una salva de voladores.
Las obras de la Segunda Fase del Polígono tocaron en varios puntos al Camino del Socorro de forma que durante varios años hubo que desviarse de la ruta tradicional. Algunos devotos y personas preocupadas insistieron ante el Ayuntamiento para que se respetara el antiguo trazado o se tomara una determinación satisfactoria que terminara con la política de hechos consumados, por la que el Polígono Industrial iba destruyendo tácitamente la vieja ruta. Finalmente en el año 1989 el desmonte para una vía de penetración del Polígono, cerca del puente que cruza la Autopista del Sur, impidió definitivamente el acceso al Camino. Se solucionó haciendo una pista auxiliar, pero ese fue el primer año en que la Virgen pasó por una vía del Polígono. Aunque sólo fueron alrededor de cincuenta metros, sirvió para hacerse una idea de lo que podia representar la Bajada por una ancha avenida asfaltada. Resultaba frío, los coches se dejaban notar pues podían adelantar a la procesión sin dificultad, incluso se podía acompañar a la Virgen al volante. Generalmente los coches bajan antes o después del paso de la Virgen para no interferir con los romeros o devotos. Era evidente que la fiesta que conocíamos estaba pasando por momentos críticos. Parecía que los cambios eran ineludibles, incluso se conocla el trazado del futuro camino, ajustado a la trama ortogonal del Polígono y con fábricas a ambos lados.
En 1990 se organizó un colectivo formado por devotos de la Virgen del Socorro y personas interesadas en el conjunto de las tradiciones que forman las Señas de Identidad y la Cultura de Güímar para solicitar la declaración del Camino del Socorro como Sitio Histórico de Valor Etnográfico. Fue el comienzo de las actividades de la Asociación Cultural Patrimonio de Güímar.
El 20 de Octubre de 1990 los vecinos del pueblo de Güímar y de la Comarca del Valle de Güímar se manifestaron ante el Ayuntamiento para solicitar que se respetara en el futuro el Camino del Socorro. Fue una manifestación atípica anunciada con voladores, acompañada de albahaca y a la que acudieron gentes que nunca hablan participado en una protesta colectiva, destacaban las personas mayores. Los que se habían encargado de trasmitir su cultura al pueblo se sentían responsables de su pervivencia.
El 1 de Diciembre de 1990 se publicó en el Boletín Oficial del Estado, la Resolución de la Dirección General de Cultura de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Canarias por la que se incoaba el Expediente de Declaración del Camino del Socorro como Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico.
Existen dos posturas en el pueblo: por un lado puede resultar beneficioso que cambie la fiesta, un trazado moderno puede suponer muchas ventajas: posibilidad de una mayor afluencia de público, facilidad para usar coche, se eliminarían curvas, etc; otros piensan que la fiesta perdería su carácter y valor fundamental, porque sin el paisaje tradicional terminará por convertirse en una de tantas romerías estereotipadas y artificiales. Este debate ha tenido su repercusión en la fiesta. Para la Bajada de 1991 unos vecinos emparejaron con una suave pendiente el desnivel que produjo la obra del Polígono. Se pretendía recuperar el trozo de Camino inutilizado desde 1989, además se quería impedir que ese año la Virgen tomara definitivamente durante todo el trayecto las nuevas vías del Polígono. Llegada la mañana del 7 de Septiembre los romeros que precedían a la Imagen, muy numerosos por caer la fiesta en sábado, al llegar a la confluencia de los dos caminos (el viejo Camino del Socorro y la Vía de Penetración del Polígono Industrial) tomaban invariablemente el Camino tradicional. El nuevo camino (el del Polígono) era ocupado por los coches y las personas que asistían como espectadores. Al llegar la Virgen a la confluencia de los dos caminos, ante la general sorpresa, tomó la Vía de Penetración del Polígono lo que dio lugar a momentos de gran tensión y a una airada protesta por parte de los que ocupaban el Camino tradicional. En la Subida, un grupo fundamentalmente mujeres de mediana edad, se apostó en la entrada de la Vía de Penetración del Polígono impidiendo que el trono con la imagen se desviase del camino tradicional.
Durante la fiesta de 1992 la Virgen bajó y subió por el Camino del Socorro sin mayores contratiempos.
El 4 de diciembre de 1992, el Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Güímar tomó el acuerdo de apoyar la moción de Nelson Mena Díaz en la que se solicitaba el mantenimiento del Camino del Socorro en su estado original y trazado actual, convirtiéndose en el límite del Paraje Natural Malpaís de Güímar.
REFLEXIÓN
Como ya indicábamos en la introducción, la fiesta de El Socorro pasó por un largo proceso de gestación, antes de tomar la configuración actual. En épocas relativamente recientes, por ejemplo a fines del pasado siglo, era sustancialmente diferente a como hoy la conocemos. El elemento que permaneció como nexo de las sucesivas concepciones de la fiesta a través del tiempo, fue la propia advocación, la Virgen del Socorro. Todos los demás aspectos: rituales, fecha de la fiesta, traslados de la imagen, etc; variaron sin suscitar mayores problemas referentes a la autenticidad o a la tradición.
Todo esto nos podría llevar a pensar que los futuros cambios en la fiesta tampoco deben ser traumáticos, y así sería si no se hubieran fijado ya unos tipos. Nos encontramos ante una fiesta madura que ha dejado la fase de evolución. Los ritos que en la actualidad se realizan han ido variando hasta llegar a un punto estable. Ha sido el pueblo el artífice de esa evolución, bien interviniendo directamente en ellos o bien sancionando con su acogida las novedades generadas por los organizadores de la fiesta. Las innovaciones más brillantes y unánimemente aceptadas, se han originado cuando los organizadores de la fiesta han conseguido sintonizar con las necesidades de expresión del pueblo. Es el caso del Dr. D. Agustín Díaz Núñez o de D. Miguel Castillo.
Como resultado de esa evolución, en la actualidad, en los ritos de la fiesta de El Socorro, podemos percibir símbolos que sintetizan algunos aspectos importantes a la hora de entender la idiosincracia singular de los güimareros. Por ejemplo el avanzar gozoso hacia el mar o hacia el agua, que es común a muchos pueblos isleños y que se evidencia incluso en la evolución de los sucesivos asentamientos poblacionales. Güímar se fundó en el alto barrio de San Juan y gradualmente ha ido bajando de cota. Hoy en día las nuevas residencias se ubican mayoritariamente en la costa.
También El Socorro es un símbolo de la reafirmación de la propia identidad. El Socorro es la fiesta íntima de Güímar y en ella se valora todo lo que puede ser considerado güimarero. Hasta la Virgen, aunque es una Candelaria, recibe un nombre particular, que responde a un milagro local. Incluso ostenta diferencias iconográficas notables, con respecto al icono orlglnal.
Como una reafirmación más, en El Socorro se valora el paisaje local. Los elementos del paisaje tienen importancia porque sirven de referencia para situar la celebración en un espacio concreto. A veces esa importancia se interpreta de forma jocosa, como los episodios picantes, relacionados con la dormida entre las tabaibas. Otras veces es más culta como la constante de representar el milagro que da nombre a la advocación en un escenario dominado por plantas locales como los cardones. Cardones que recordamos colocados cerca de la Virgen en el Campo de la Ceremonia hasta los años setenta.
Pero quizá el aspecto más patente y singular de El Socorro es su carácter popular. El culto a El Socorro desde el principio estuvo impulsado por el pueblo, sin apenas amparo oficial. Como para corroborar esto, la Virgen del Socorro no es la Patrona oficial de la Iglesia de San Pedro, honor que ostenta la Virgen de los Remedios, aunque el pueblo no sancionó con su actitud el designio oficial. No tenemos constancia de ninguna protesta o molestia popular cuando se suprimió, en la práctica, la fiesta de Los Remedios en beneficio de la de El Socorro. De hecho podemos decir que de no haberse producido tal cambio no hubieramos tenido demasiadas noticias de la Patrona oficial, la cual, tras ello quedó relegada al olvido durante muchas décadas.
A pesar de su predicamento popular, la Virgen del Socorro tampoco es la Alcaldesa de Honor de Güímar. Ese cargo fue reservado, por veleidades del destino, a la venerada Imagen de la Virgen de las Nieves de La Palma. Incluso el hecho de que en la fiesta se organice según la costumbre y en ella intervenga escasamente el Ayuntamiento, evidencia su carácter popular.
Quizá ha sido ese carácter popular, el que ha dado tanta importancia a la Cofradía de los Guanches. Ellos son los representantes de los aborígenes, tan atractivos y cercanos a las clases más humildes y populares de Güímar. No es de extrañar que mayoritariamente procedan del barrio de San Juan, o Güímar de Arriba, núcleo fundacional del pueblo. En la actualidad su calidad de simbolo del pueblo se ha reforzado con la incorporación de mujeres y niños pequeños a la cofradía.
Como hemos visto los ritos de El Socorro simbolizan a Güímar. Inconscientemente las distintas generaciones que han participado en la fiesta los han modelado, de forma que hoy son una representación de los arquetipos más profundos del pueblo. Podemos decir que en ellos se sintetizan partes esenciales y definitorias de la comunidad, sin las que ésta correría el peligro de perder sus señas de identidad comunes y sus nexos.
Es por eso que los cambios en la fiesta deben ser muy meditados, es imprescindible un cuidado especial. Sobre todo cuando no dimanan del deseo del pueblo.
Javier Eloy Campos Torres